viernes, 17 de mayo de 2013

LA IDENTIDAD DEL ESPIRITISMO EN EL SIGLO XXI


Por Jaci Regis

Allan Kardec elaboró el Espiritismo dentro de la cultura Cristiana. Le dio forma a la Doctrina dentro de tres parámetros, compatibles con el modelo Cristiano.

  1. El mundo es de pruebas y expiaciones
  2. Los habitantes son espíritus imperfectos que expían sus faltas en el proceso de las vidas  sucesivas.
  3. Dios se manifestó en tres grandes momentos para la salvación moral de la humanidad: en los 10 Mandamientos de Moisés, en la palabra que Jesús Cristo y finalmente en la manifestación de los Espíritus.

Son las tres revelaciones de la Ley de Dios. Dentro de esos parámetros, aceptó que Jesús Cristo trajo la verdad posible y que El Espiritismo completaría la verdad actual.

La trayectoria de Kardec es sinuosa. Quería que El Espiritismo fuese una ciencia, pero creó una Religión, sin querer que fuese Religión. En verdad, actuó como un equilibrista entre la razón y la fe.

Es más, aceptó que el motivo central del Espiritismo era restaurar el Cristianismo e implantar en el mundo El reino de Dios, utopia evangélica que está en la base de las aspiraciones místicas e irreales de la humanidad occidental Cristiana. Eso lo llevó a la afirmación del Espiritismo como el Consolador Prometido, significando tácitamente la certeza de que Jesús Cristo era la verdad y toda la verdad había sido vertida por su boca. Ese consolador simbolizaría la venida del Señor al mundo, completaría todas las verdades y se quedaría con nosotros para siempre. Era la expresión de la ilusión de que en breve y por obra divina habría modificaciones espectaculares en la Tierra.
Surgiría un reino de paz, de alegría y de fraternidad.

Era la implantación del reino de Dios en el Mundo. ¿Qué Mundo?

Sin ningún demérito para las lecciones inigualables del Nazareno, estamos en un tiempo en que la exclusividad y la verdad absoluta no tienen lugar. En El Evangelio Según El Espiritismo, Kardec afirmó que el Espiritismo no venía a destruir la Ley Cristiana, como el Cristo no había destruido la Ley Mosaica. Esa secuencia teológica provenía del sentimiento de una intervención directa de Dios para encaminar las soluciones y llevar a un desarrollo moral de las civilizaciones. El Cielo comandando la Tierra. Jesús Cristo, El Rey, gobernando el mundo.

Pero el tiempo de la Era Cristiana, en su aspecto institucional, político y religioso estaba finalizando.
Desarrollar la Idea Espírita dentro del caldo de cultivo Cristiano fue una paradoja, porque el Espiritismo en su estructura básica es la negación del Cristianismo. Consecuentemente quedó el Espiritismo prisionero de la promesa de la venida del Reino.

Kardec, mientras tanto, elaboró su pensamiento intentando encontrar justificaciones y argumentos para las afirmaciones teológicas de los profetas y los Mesías. Sería disminuir su genio reducir su obra a ese análisis simple. Porque su obra es capaz de superar las trabas contextuales y proyectarse al futuro, porque tubo la sabiduría de abrir el camino para el progreso, para la renovación. De tal forma que el Espiritismo sería capaz de reciclarse aceptando las nuevas ideas y de cambiar lo que fuese necesario para no inmovilizarse, lo que sería –dice– el suicidio de la doctrina.

Es basado en esa extraordinaria apertura para la evolución y el progreso de las ideas que creo que es válido proponer una definición dinámica para el Espiritismo en los días actuales.

La definición de Espiritismo

El Siglo XXI despunta como una incógnita bajo el liderazgo incontestable de las ciencias duras, coadyuvadas por las ciencias humanas. ¿Cómo definir, comprender y proyectar el Espiritismo en este Siglo XXI? En este siglo, el Espiritismo tendrá, al menos, dos expresiones.
  1. El Espiritismo Cristiano         
    (Con dos versiones)
  • La Religión Espírita –– Actualmente, de modo general y mayoritariamente el Espiritismo es una Religión Cristiana, cuyos programas y su entendimiento se remiten a los textos evangélicos y a los enunciados del siglo XIX, repitiendo las palabras de Allan Kardec, sin entender el contexto en que fueron dichas. Los Espíritas Cristianos son básicamente católicos mediúmnicos.
  • Espiritismo laico Cristiano ––Se sustituye el triple aspecto de Ciencia, Filosofía y Religión por Ciencia, Filosofía y Moral, o sea la moral Cristiana. Ninguno de los dos movimientos hacen Ciencia ni filosofan.
     2. Espiritismo pos-cristiano
  • La única salida para que El Espiritismo alcance su originalidad y ofrezca una contribución genuina a la Sociedad es purgarlo del enfoque teológico de la Iglesia. Esto sería un Espiritismo pos-cristiano. Este Espiritismo pos-cristiano no solamente abandonará la retórica y la teología católica, también se organizará sugestivamente como ciencia humana.
La Ciencia del Alma

Como consecuencia, el Espiritismo pos-cristiano se estructurará como la Ciencia del Alma, a la manera de una ciencia humana, específica y sui géneris. Como Ciencia del Alma, el Espiritismo abandona la ilusión de ser una revelación divina para compararse de forma muy especial, con el esfuerzo de las ciencias humanas que surgieron para entender al ser humano, sus limitaciones, problemas y futuro, fuera de los límites de las ciencias duras. Esto es, una ciencia humana cuyo objeto es explicar al ser humano como un alma, su estructura, su actuación y su evolución. De esta forma puede desarrollar un espíritu crítico y explorar la realidad esencial del ser humano dentro de la ley natural, de la naturalidad de los procesos evolutivos a través de la encarnación como un alma atemporal, inmortal y en crecimiento, sea en el campo íntimo o en el campo social.

Como Ciencia del Alma, el Espiritismo abandona su pretensión autárquica de abarcar todos los problemas de la humanidad, pero se apoya en los esfuerzos de las demás ciencias humanas que componen el rango de las realidades y el comportamiento de las personas.

El objetivo mayor será introducir en la cultura el sentido serio, básicamente defendible frente a los postulados puros del Espiritismo. Tendrá que disponer de recursos y medios para probar, sin sofismas, la inmortalidad. Lo que implicará la renovación del ejercicio y los objetivos de la mediumnidad, superando la fase meramente moralista y religiosa en que se sitúa actualmente.
Solo la prueba de la inmortalidad será la base de la renovación social, humana y del pensamiento humano y sustentará las tesis de la reencarnación y de la evolución del Espíritu. En una estructura compatible con la evolución del conocimiento humano. 

Como Ciencia del Alma, introducirá la noción de espiritualidad como una búsqueda natural, imprescindible para el equilibrio personal y social, proponiendo positivamente el desenvolvimiento ético en la sociedad de cambios que vivimos. O sea, la Ciencia del Alma intentará por todos los medios ofrecer un tipo de comprensión del ser humano que siempre fue el objeto del Espiritismo, de forma actualizada, dentro de un aspecto que integrará el rigor científico y la expresión de la sensibilidad y del sentimiento en el análisis de la realidad del alma humana.

Muchos pueden cuestionar un Espiritismo pos-cristiano, la estructuración de la Ciencia del Alma puede ser kardecista, dada la crítica y la reelaboración que se hace necesaria del trabajo de Allan Kardec, conforme hemos probado. Será kardecista en la medida en que se apoyará en los lineamientos básicos, puros, del pensamiento doctrinario, despreciando los accesorios de las interpretaciones y extensiones contextualizadas en el inicio merced al tiempo transcurrido.

El carácter de la Ciencia del Alma, como cualquier ciencia humana será esencialmente progresista, jamás inmobilizándose en el presente, apoyada solamente en lo que esté probado. Asimilará las ideas reconocidamente justas, de cualquier orden que sea, físicas o metafísicas, puesto que no quiere ser jamás superada, se constituirá eso mismo en una de las principales garantías de credibilidad.