Por Jaci Regis
Allan
Kardec elaboró el Espiritismo dentro de la cultura Cristiana. Le
dio forma a la Doctrina dentro de tres parámetros, compatibles con
el modelo Cristiano.
1.
El mundo es de pruebas y expiaciones
2.
Los habitantes son espíritus imperfectos que expían sus faltas en
el proceso de las vidas sucesivas.
3.
Dios se manifestó en tres grandes momentos para la salvación moral
de la humanidad: en los 10 Mandamientos de Moisés, en la palabra que
Jesús Cristo y finalmente en la manifestación de los Espíritus.
Son las tres revelaciones de la Ley de Dios. Dentro de esos parámetros, aceptó que Jesús Cristo trajo la verdad posible y que El Espiritismo completaría la verdad actual.
La
trayectoria de Kardec es sinuosa. Quería
que El Espiritismo fuese una ciencia, pero creó una Religión, sin
querer que fuese Religión. En
verdad, actuó como un equilibrista entre la razón y la fe.
Es más, aceptó que el motivo central del Espiritismo era restaurar el Cristianismo e implantar en el mundo El reino de Dios, utopia evangélica que está en la base de las aspiraciones místicas e irreales de la humanidad occidental Cristiana. Eso lo llevó a la afirmación del Espiritismo como el Consolador Prometido, significando tácitamente la certeza de que Jesús Cristo era la verdad y toda la verdad había sido vertida por su boca. Ese consolador simbolizaría la venida del Señor al mundo, completaría todas las verdades y se quedaría con nosotros para siempre. Era la expresión de la ilusión de que en breve y por obra divina habría modificaciones espectaculares en la Tierra.
Es más, aceptó que el motivo central del Espiritismo era restaurar el Cristianismo e implantar en el mundo El reino de Dios, utopia evangélica que está en la base de las aspiraciones místicas e irreales de la humanidad occidental Cristiana. Eso lo llevó a la afirmación del Espiritismo como el Consolador Prometido, significando tácitamente la certeza de que Jesús Cristo era la verdad y toda la verdad había sido vertida por su boca. Ese consolador simbolizaría la venida del Señor al mundo, completaría todas las verdades y se quedaría con nosotros para siempre. Era la expresión de la ilusión de que en breve y por obra divina habría modificaciones espectaculares en la Tierra.
Surgiría
un reino de paz, de alegría y de fraternidad.
Era
la implantación del reino de Dios en el Mundo. ¿Qué Mundo?
Sin
ningún demérito para las lecciones inigualables del Nazareno,
estamos en un tiempo en que la exclusividad y la verdad absoluta no
tienen lugar. En
El Evangelio Según El Espiritismo, Kardec afirmó que el Espiritismo
no venía a destruir la Ley Cristiana, como el Cristo no había
destruido la Ley Mosaica. Esa secuencia teológica provenía del
sentimiento de una intervención directa de Dios para encaminar las
soluciones y llevar a un desarrollo moral de las civilizaciones. El
Cielo comandando la Tierra. Jesús
Cristo, El Rey, gobernando el mundo.
Pero
el tiempo de la Era Cristiana, en su aspecto institucional, político
y religioso estaba finalizando.
Desarrollar
la Idea Espírita dentro del caldo de cultivo Cristiano fue una
paradoja, porque el Espiritismo en su estructura básica es la
negación del Cristianismo. Consecuentemente quedó el Espiritismo
prisionero de la promesa de la venida del Reino.
Kardec,
mientras tanto, elaboró su pensamiento intentando encontrar
justificaciones y argumentos para las afirmaciones teológicas de los
profetas y los Mesías. Sería
disminuir su genio reducir su obra a ese análisis simple. Porque
su obra es capaz de superar las trabas contextuales y proyectarse al
futuro, porque tubo la sabiduría de abrir el camino para el
progreso, para la renovación. De
tal forma que el Espiritismo sería capaz de reciclarse aceptando las
nuevas ideas y de cambiar lo que fuese necesario para no
inmovilizarse, lo que sería –dice– el suicidio de la doctrina.
Es
basado en esa extraordinaria apertura para la evolución y el
progreso de las ideas que creo que es válido proponer una
definición dinámica para el Espiritismo en los días actuales.
La
definición de Espiritismo
El
Siglo XXI despunta como una incógnita bajo el liderazgo
incontestable de las ciencias duras, coadyuvadas por las ciencias
humanas. ¿Cómo
definir, comprender y proyectar el Espiritismo en este Siglo XXI? En
este siglo, el Espiritismo tendrá, al menos, dos expresiones.
- El Espiritismo Cristiano
(Con dos versiones)
- La Religión Espírita –– Actualmente, de modo general y mayoritariamente el Espiritismo es una Religión Cristiana, cuyos programas y su entendimiento se remiten a los textos evangélicos y a los enunciados del siglo XIX, repitiendo las palabras de Allan Kardec, sin entender el contexto en que fueron dichas. Los Espíritas Cristianos son básicamente católicos mediúmnicos.
- Espiritismo laico Cristiano ––Se sustituye el triple aspecto de Ciencia, Filosofía y Religión por Ciencia, Filosofía y Moral, o sea la moral Cristiana. Ninguno de los dos movimientos hacen Ciencia ni filosofan.
2.
Espiritismo pos-cristiano
- La única salida para que El Espiritismo alcance su originalidad y ofrezca una contribución genuina a la Sociedad es purgarlo del enfoque teológico de la Iglesia. Esto sería un Espiritismo pos-cristiano. Este Espiritismo pos-cristiano no solamente abandonará la retórica y la teología católica, también se organizará sugestivamente como ciencia humana.
La
Ciencia del Alma
Como
consecuencia, el Espiritismo pos-cristiano se estructurará como la
Ciencia del Alma, a la manera de una ciencia humana, específica y
sui géneris. Como
Ciencia del Alma, el Espiritismo abandona la ilusión de ser una
revelación divina para compararse de forma muy especial, con el
esfuerzo de las ciencias humanas que surgieron para entender al ser
humano, sus limitaciones, problemas y futuro, fuera de los límites
de las ciencias duras. Esto
es, una ciencia humana cuyo objeto es explicar al ser humano como un
alma, su estructura, su actuación y su evolución. De
esta forma puede desarrollar un espíritu crítico y explorar la
realidad esencial del ser humano dentro de la ley natural, de la
naturalidad de los procesos evolutivos a través de la encarnación
como un alma atemporal, inmortal y en crecimiento, sea en el campo
íntimo o en el campo social.
Como
Ciencia del Alma, el Espiritismo abandona su pretensión autárquica
de abarcar todos los problemas de la humanidad, pero se apoya en los
esfuerzos de las demás ciencias humanas que componen el rango de las
realidades y el comportamiento de las personas.
El
objetivo mayor será introducir en la cultura el sentido serio,
básicamente defendible frente a los postulados puros del
Espiritismo. Tendrá
que disponer de recursos y medios para probar, sin sofismas, la
inmortalidad. Lo que implicará la renovación del ejercicio y los
objetivos de la mediumnidad, superando la fase meramente moralista y
religiosa en que se sitúa actualmente.
Solo
la prueba de la inmortalidad será la base de la renovación social,
humana y del pensamiento humano y sustentará las tesis de la
reencarnación y de la evolución del Espíritu. En una estructura
compatible con la evolución del conocimiento humano.
Como Ciencia del Alma, introducirá la noción de espiritualidad como una búsqueda natural, imprescindible para el equilibrio personal y social, proponiendo positivamente el desenvolvimiento ético en la sociedad de cambios que vivimos. O sea, la Ciencia del Alma intentará por todos los medios ofrecer un tipo de comprensión del ser humano que siempre fue el objeto del Espiritismo, de forma actualizada, dentro de un aspecto que integrará el rigor científico y la expresión de la sensibilidad y del sentimiento en el análisis de la realidad del alma humana.
Como Ciencia del Alma, introducirá la noción de espiritualidad como una búsqueda natural, imprescindible para el equilibrio personal y social, proponiendo positivamente el desenvolvimiento ético en la sociedad de cambios que vivimos. O sea, la Ciencia del Alma intentará por todos los medios ofrecer un tipo de comprensión del ser humano que siempre fue el objeto del Espiritismo, de forma actualizada, dentro de un aspecto que integrará el rigor científico y la expresión de la sensibilidad y del sentimiento en el análisis de la realidad del alma humana.
Muchos
pueden cuestionar un Espiritismo pos-cristiano, la estructuración de
la Ciencia del Alma puede ser kardecista, dada la crítica y la
reelaboración que se hace necesaria del trabajo de Allan Kardec,
conforme hemos probado. Será kardecista en la medida en que se apoyará en los lineamientos
básicos, puros, del pensamiento doctrinario, despreciando los
accesorios de las interpretaciones y extensiones contextualizadas en
el inicio merced al tiempo transcurrido.
El carácter de la Ciencia del Alma, como cualquier ciencia humana será esencialmente progresista, jamás inmobilizándose en el presente, apoyada solamente en lo que esté probado. Asimilará las ideas reconocidamente justas, de cualquier orden que sea, físicas o metafísicas, puesto que no quiere ser jamás superada, se constituirá eso mismo en una de las principales garantías de credibilidad.