No debe ser restringida a la moral común, oriunda del contexto social histórico y tampoco a la moral religiosa, por ser resultante de sus conceptos fundamentales:
Existencia de Dios; ley de causa y efecto; evolución del alma por vía de la reencarnación; intercambio inevitable, aparente o velado, con entidades de un universo paralelo: los Espíritus.
No puede ella sedimentarse sobre elementos extra-mentales, como postulan las diversas corrientes materialistas y religiosas. A pesar de reconocer la validez parcial de la importante contribución de la Sociología y la Psicología, la Moral Espírita está fundamentada en el Libre Albedrío.
Aunque adopta la moral de Jesús, no tiene afinidad con el religiosismo beato y tampoco es compatible con el cientifismo craso. Es este el aspecto principal de su originalidad. No se concentra en las relaciones interpersonales, sino en el substrato del sentimiento implícito en las mismas.
No pretende ser un grillete aprisionándonos a las circunstancias rutinarias, sino un instrumento de liberación para que cada cual asuma su independencia de conciencia y escoja su propio destino inmediato. Por lo cual se necesita respetar el derecho de los demás a actuar como crean correcto, así aprovechando mejor el tiempo que se gasta en descubrir la paja en ojo de los otros.
TRABAJO, SOLIDARIDAD, TOLERANCIA, es su divisa.
miércoles, 20 de enero de 2010
Suscribirse a:
Entradas (Atom)