sábado, 26 de diciembre de 2015

POR ENCIMA DE TODAS LAS VERDADES ASTROLÓGICAS TENEMOS EL EVANGELIO

AUTOR:  JORGE HESSEN

En menos de cuatro meses, China fue castigada por una serie de catástrofes naturales y agitada por las violentas protestas en el Tibet. A ese triste cuadro, se sumaron los tumultos creados por activistas tibetanos durante el rebosamiento de la antorcha olímpica alrededor del Mundo. Después, aconteció también un mortífero accidente ferroviario, seguido por el catastrófico terremoto de 7,9 grados en la escala de Richter, ocurrido en el inicio de esta semana, en Sicuani. Se intenta explicar algunos de esos acontecimientos con base en la astrología china, un sistema tradicional desarrollado hace millares de años. Según esa creencia, 2008 es el Año del Ratón. El pueblo chino cree, fervorosamente, en la astrología de los animales. Se difunde que el caballo entra en choque con el ratón. Eso es una cosa muy común, bastante conocida del pueblo chino. Por tanto, si alguien nace en el Año del Caballo, por causa de ese conflicto, el año del Ratón será muy turbulento para ese alguien. Se cree, hasta, que existen remedios para eso, bastando que las personas carguen consigo un pinjante de buey para amenizar los problemas, una vez que el buey es visto como un amigo del ratón. (¡)

No pretendemos condenar las prácticas culturas extrañas a las nuestras, pues debemos, obviamente, respetarlas, pero nos cabe reflexionar, bajo la lupa Espírita, la cuestión de la Astrología. Nuestro punto de partida es el testimonio de Emmanuel, cuando le preguntaron si - “¿Los astros influencian en la vida del hombre?” El Espíritu dio la siguiente explicación: “-Las antiguas asertivas astrológicas tienen su razón de ser. El campo magnético y las conjunciones de los planetas influencian en el complejo celular del hombre físico, en su formación orgánica y en su nacimiento en la Tierra; sin embargo, la existencia planetaria es sinónimo de lucha. Si las influencias astrales no favorecen a determinadas criaturas, urge que estas luchen contra los elementos perturbadores, porque, por encima de todas las verdades astrológicas, tenemos el evangelio, y el evangelio nos enseña que cada cual recibirá según sus obras, hallándose cada hombre bajo las influencias que merece. “(1) (grifamos)


La Astrología es, en su origen, un sistema de pensamiento y de creencias usadas para explicar acontecimientos comunes y comportamientos humanos. Influenciaba el hombre, así como los dioses o las fuerzas sobrenaturales, en la ordenación del Mundo y del Universo. Respecto a esa creencia, sabemos que no tiene base científica alguna, no habiendo nada en relación a los propios astros: su masa, tamaño, distancia, intensidad magnética o electromagnética, movimiento, gravedad etc... La Astrología está basada, exclusivamente, en figuras imaginadas y mitológicas que envuelven el nombre de algunos objetos celestes, que los astrólogos escogen el bello placer, sin cualquier criterio o fundamento lógico. Si no, veamos: las constelaciones, por ejemplo, resultan del diseño que el agrupamiento de estrellas forma en el cielo, como: Leo, Virgen, etc. Más, si no fuese posible una significativa aproximación con esas constelaciones, no seria más la misma forma de esos grupos estelares, y una misma configuración se nos diseñaría a la vista.


Como si no bastase, hay la cuestión del proceder de los equinoccios, que ocasiona otro cambio: el que se opera en la posición de los designios del zodiaco. En el recorrido de traslación de la Tierra, alrededor del Sol, en un año, ella se encuentra, cada mes delante de una constelación. Estas son en número de doce, a saber: el Carnero, el Toro, los Gemelos, el Cáncer, el Léon, la Virgen, la Balanza, el Escorpión, el Sagitario, el Capricornio, el Acuario, los Peces. Son llamadas constelaciones zodiacales, o signos del zodiaco, y forman un círculo en el plano del ecuador terrestre. Conforme el mes del nacimiento de un individuo, se dice que él nacerá bajo tal o cual signo; de ahí los pronósticos de la Astrología. Sin embargo, en virtud de la precisión de los equinoccios, los meses ya no corresponden a las mismas constelaciones. Un individuo que nazca en el mes de julio ya no está en el signo de Leo, sin embargo si en el de Cancer. Cae, por tierra, así, la idea supersticiosa de la influencia de los signos! (2)


A propósito, Kardec  explica que la “- Astrología se apoya en la posición y en el movimiento de los astros, que ella estudiará; más, en la ignorancia de las verdaderas leyes que rigen el mecanismo del Universo, los astros eran, para el vulgo, seres misteriosos, que la superstición atribuía a una influencia moral y un sentido revelador. Cuando Galileo, Newton y Keplero tornaron conocidas esas leyes, cuando el telescopio rasgó el velo y sumergió en las profundidades del espacio una mirada que algunas criaturas hallaron indiscreta, los planetas aparecieron como simples mundos semejantes al nuestro y todo el castillo de lo maravilloso se desmoronó. (3)


Por tanto, para los espíritas, la Astrología no tienefundamento lógico alguno en cuanto a la influencia de los astros sobre el destino de los hombres. En lo que pese al acatamiento respetuoso que merecen los estudios astrológicos, sabemos, no en tanto que, dentro de nuestro simbólico celestial y de la conjunción de los astros, quien nace bajo esta u aquella acción magnética por ellos emanada, puede hasta sufrir ciertas influencias psicofísicas y comporta mentales, más sin que eso modifique su destino, que es trazado por nuestras acciones y reacciones del pretérito. Eso, porque, alguien que naciese fortuitamente dentro de una conjunción astrológica favorable, estaría engañando las Leyes de Dios. André Luiz nos advierte, de la siguiente forma: “Jamás, impresionarse con pronósticos astrológicos desfavorables, en la certeza de que, si las influencias inclinan, nuestra voluntad es fuerza determinante."(4)   El Maestro de Lyón cuestiona a los Benefactores si “Hay personas que una fatalidad parece perseguir independientemente de su manera de actuar; ¿la infelicidad no está en su destino? Los espíritus le enseñan que “- Puede ser que sean pruebas que ellos deben soportar y que escogieron. Más, otra vez, que tomáis en cuenta del destino lo que no es, lo más frecuentemente, sino la consecuencia de vuestra propia falta. En los males que te afligen, esfuérzate para que tu conciencia sea pura, y serás consolado en parte.” (5)


Admitir que el individuo pudiese ser blando o violento, tener vocación para el estudio u odiar los libros, ser trabajador o perezoso, por influencia astrológica, es algo muy extraño. Podría haber sido un criminal, un desequilibrado cualquiera, en la encarnación anterior… ¿Por una imposición casual, renacer ahora, dentro de un buen aspecto plantario, para gozar, entonces, de una felicidad que el justo no tiene? Esto seria una aberración en los Estatutos de la Ley de Dios. Los astros, no gobiernan nuestra vida. Solamente quien está siempre abierto a cualquier ilusión sobre los misterios del destino humano, cree en eso. Hay personas tan crédulas, que hasta leen el futuro de los otros en la barra del café y, lógico, que muchos ganan dinero, apostando en la ingenuidad humana, no hay la menor duda.


Sabemos que hay muchos psiquiatras, psicoanalistas, psicólogos, astrólogos, esotéricos y aprovechadores de toda suerte, que enriquecen a costa de la infelicidad ajena, de la depresión del prójimo. Existe todo tipo de comprimidos: píldoras para el dolor de dientes, dolor de cabeza, para engordar, par disturbios del sueño (benzodiazepinicos), calmantes (ansiolíticos), excitantes, etc.. se hace propaganda de los comprimidos como si ellos pudiesen resolver todo. En verdad, cuando no entendemos el verdadero amor, quedamos procurando, en los laberintos de la ilusión, una formula mágica para la felicidad. El mundo exige que las personas estén, permanentemente, alegres y, por eso, el se torno el paraíso de las drogas y del Prozac o, hasta, de las ilusiones de los horóscopos.


Repetimos: la influencia de los astros existe solamente, en el complejo celular del hombre físico, o sea, no existe influencia en el carácter o en el destino del hombre, más si solamente en el físico. En cuanto a esa influencia, nadie lo podrá negar. Si hiciéramos una pesquisa, fatalmente, iremos a comprobar que en las noches de Luna llena, ocurre un mayor número de partos en los animales, ahí también incluimos al hombre (animal racional). La influencia de la luna en los mares es otro ejemplo que citamos. Los astros, por las energías que emiten, innegablemente ejercen influencia unos sobre los otros. En la Tierra, a consecuencia se ve, determinados fenómenos naturales y determinadas materias absorben, igualmente, las radiaciones de energía. Nuestra manera de ser, nuestro

carácter y nuestro destino.

Son frutos de nuestras adquisiciones o acciones pretéritas, o sea, recibimos influencias de nosotros mismos o, como máximo, de un ser humano para otro, pero, jamás de los astros. Ratificando este texto, en el libro La Génesis, capítulo 7, Allan Kardec destaca la impropiedad de la astrología, abordando hechos científicos, (6) más la pala de cal sobre el asunto está en la cuestión 867, (7) de El Libro de los Espíritus. Pregunta el Codificador: “- Donde viene la expresión: ¿Nacer bajo una buena estrella? Responden los espíritus mentores, incisivamente: “- Antigua superstición, que prendía a las estrellas los destinos de los hombres. Alegoría que algunas personas hacen a la estupidez de tomar al pie de la letra.” Lo que proponemos, en estos argumentos, pasa luego de deliberada condenación a los que creen en Astrología, pues es nuestro deber que nos respetemos, unos a los otros y, si hoy ya encontramos la luz de la Tercera Revelación, muchos la encontraran, también, en el porvenir.


FUENTES:


1- Xavier, Francisco Cândido. El Consolador, Dictado por el Espíritu Emmanuel, Río de Janeiro: Ed. FEB, 2001 pregunta n.º 140

2- Kardec, Allan. La Génesis. Río de Janeiro: FEB, 1991
3- Ídem
4-Vieira, Waldo. Conducta Espírita, 21ª edición, Dictado por el Espíritu André Luiz, Río de Janeiro: Ed. FEB, 2001, capítulo intitulado “PERANTE AS REVELAÇÕES DO PASADO E DO FUTURO”
5- Kardec, Allan. El Libro de los Espíritus, Río de Janeiro: FEB, 1991, pregunta 852
6- Kardec, Allan. La Génesis. Río de Janeiro: FEB, 1991, capítulo 7.
7- Kardec, Allan. El Libro de los Espíritus, Río de Janeiro: FEB, 1991, pregunta 867

Traducido por: Mercedes Cruz Reyes

E-mail:merchitacruz@gmail.com

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