viernes, 26 de agosto de 2016

LAS “CURAS” SUPERFICIALES QUE CONTRASTAN CON LA FUERZA DEL EVANGELIO

 Autor: Jorge Hessen


Si hay un asunto que Kardec no priorizó en la Codificación fue la mediumnidad de "cura"; ni siquiera tocó el asunto sobre "cirugías del "Más Allá". En vista a eso, he sido recurrente cuando apunto el modo inconveniente (doctrinariamente hablando) de los centros espiritas que proponen las viejas sesiones de “cura” con o sin “fantasmas cirujanos”. No ignoro los efectos relativamente interesantes alcanzados por algunos raros médiums de “cura”, mas no entiendo como imprescindible y ni valorizo ese tipo de mediumnidad. Aunque sepa que las prácticas fuera de la buena lógica no desmerecen el fenómeno mediúmnico.


En que pese haber despertados curiosidades de científicos estudiosos en Brasil y en el exterior con el uso de aparatos quirúrgicos extraños, algunos hasta oxidados, doctrinariamente jamás identifique en la mediumnidad de José Arigó, Rubens Faría, Edson Queiroz, Juan de Dios y similares como instrumentos importantes para difusión de los principios espíritas, y no obstante sea el Espiritismo capaz de explicar las intervenciones de “médicos del más allá” en los fenómenos de “cirugías espirituales”.

Obviamente cuando los médicos encarnados comprendieran el valor de la mediumnidad (en sus variadas tipificaciones) y sobretodo de la obligatoriedad de cambiar de comportamiento moral del hombre, la medicina de la tierra ampliará su poder terapéutico. No soy de los que aceptan o dejen de aceitar un Espiritismo sin “espíritus”, más creo que la legítima mediumnidad transformadora, la de la cura real , es la mediumnidad del cambio de conducta , del amor al prójimo, de la caridad, de la paciencia, de la tolerancia, de la benevolencia, de la indulgencia y del perdón. O sea, una institución espírita puede funcionar impecablemente sin absoluta necesidad de la mediumnidad por lo menos la tal “ostensiva”.

Cara a eso, un Centro espírita no debe privilegiar o provocar los fenómenos mediúmnicos “ostensivos”, normalmente aquellos centros que apenas están volcados a la “cura” espiritual o física. La institución debe priorizar por encima de todo (y de todos) los estudios , principalmente del Evangelio y punto!. Ah! Proclaman, hay muchos sufridores en el mundo. ¿Si, y qué? Obviamente nadie sufre los imperativos de los dolores por placer, con todo, si por indigencia moral. ¡Es por la Ley de Causa y Efecto y punto! Ofrezcamos el Evangelio, he ahí el remedio para todos los dolores.

En suma, hacer la caridad con mediumnidad sin el adecuado entendimiento de sus peligros y contraindicaciones puede llevar a disturbios mentales. No estoy censurando la mediumnidad, más si reflexionando la misma bajo otro enfoque, proponiendo divisar otra finalidad de percepción “extrasensorial”. Ahora, si ella está en lo cotidiano de cada uno y se manifiesta por diversos tipos y fue heredada en ese largo camino evolutivo que recorremos, ella debe ser utilizada como potencial de transformación personal sin necesidad de llamadas sistemáticas a los hermanos del más allá.


Parafraseando a Herculano Pires a través de otra interpretación reafirmo que la reforma íntima es nuestro pasaporte para la espiritualidad y no la mediumnidad. Hasta porque los Espíritus no están a disposición para promover curas de patologías que no raro representan providencias correctivas para nuestro crecimiento espiritual en el buril expiatorio. En ese sentido, enfatizo que los dirigentes de núcleos espíritas deberían promover bases de estudios y reflexiones sobre las propuestas del Evangelio, en vez de participar en trabajos espirituales para "curanderismos" superficiales.

Traducido por: Mercedes Cruz Reyes, Madrid/España



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