miércoles, 19 de enero de 2011

MERCADERES DE LA FE

Llamar a los misioneros, obispos y pastores de las iglesias pentecostales mercadores de la fe, no significa, explicitamente, que ellos practiquen fraudulentamente su ministerio religioso. Más bien, Identifica una fase de la sociedad moderna.

Son mercaderes, aun sin considerar cualquier sentido financiero, de compra y venta de artículos de la fe.
Nos referimos al hecho de que esas iglesias, consideradas fundamentalistas del protestantismo, nacidas en los Estados Unidos atienden la angustia del tiempo que vivimos.

Son mercadores en el sentido de que ofrecen a los creyentes un "kit" de facilidad para la felicidad aquí y ahora.
Nacen, viven y prosperan en la medida que la clientela que busca sus servicios se siente recompensada. Si eso exige generosas y explícitas contribuciones en dinero es otro cuento, porque las contribuciones son voluntarias y están dentro del esquema de "dar para recibir" beneficios.

En el confuso mercado de la fe, hay toda una transferencia de fieles.

La Iglesia Católica siente en la piel la desbandada de sus fieles en proporción que asusta al Vaticano. Brasil, considerado el mayor país católico y también el mayor país espírita del mundo, aunque con diferencias abismales, se va tornando un país pentecostal. Porque las denominaciones evangélicas tradicionales también sufren la reducción o por lo menos el estancamiento de su número de sus adeptos.

Algunos ven en esa movimentación de creyentes una revigorización de la fe y de las religiones.

Sin embargo, podemos encontrar en ese rebaño de creyentes pentecostales, no apenas la búsqueda de la fe en términos tradicionales. Mas el desencanto de las poblaciones delante del sufrimiento y de la incapacidad de las religiones en general para explicar las anomalías de la existencia.

Las contradicciones del mundo y la creciente visión nihilista y materialista de la vida, generando tumultos emocionales y económicos, lleva las multitudes hacia la última posibilidad: la intervención divina.

Por eso, los mercadores de la fe apelan insistentemente por ese lado: si tienes fe, Dios te atenderá y multiplicarå tu haber, en los programas televisivos, los testimonios de los que, afortunadamente, fueran atendidos conforme encontraran a Jesús.
Porque en esa fe petencostal, la figura de Jesús, tal vez más que en la Iglesia Católica y de los cultos tradicionales protestantes, asume el papel total de Dios.

Jesús es Dios y él hará todo lo que usted le pida si tiene fe.

Embaladas por la posibilidad de tener la suerte en esa lotería divina, multitudes se comprimen abarrotando los templos cada vez mayores, contribuyendo generosamente para las financias divinas, esto es, de las iglesias pentecostales.

La contribución de los fieles a sus iglesias es tradicional y los protestantes adoptaron el diezmo. Pero las iglesias pentecostales, en verdad, extrapolan e invierten vigorosamente en el "marketing".

Ofrecen su paquete de facilidades, desde las grandes iglesias matrices hasta las iglesias personales de ese o de aquel misionero. Es un negocio entre las instituciones que afirman ser representantes de lo divino y la masa de creyentes, que no quiere dejar para el Más Allá la felicidad.

Quiere automóviles, progreso en los negocios, recuperación de la salud y de los amores deshechos. Y las iglesias pentecostales están a la disposición para quien tenga la fe capaz de mover montañas.

Qué resultará de eso no sabemos.


Editorial del Periódico ABERTURA, Brasil.

miércoles, 12 de enero de 2011

EGOISMO Y VICIOS

El vocablo vicio es muy amplio. El concepto o criterio social de vicio se caracteriza por la expresión de actitudes y comportamientos que presentan signos de degeneración del individuo en sí mismo y como parte de un grupo. Ciertos vicios pueden estar considerados en lo Códigos Penales y sujetos al dictado de las leyes.
Desde el punto de vista espírita la cuestión es más extensa. Según el "Libro de los Espíritus" (LE), de entre los vicios, el más radical es el del egoísmo. El asunto es tratado en las pregunta. 913 y siguientes de esa obra.
Parecería, a primera vista, que nos alejamos del problema concreto al considerar al egoísmo como raíz de todos los vicios. Pero es exactamente lo contrario.

Los problemas de los vicios más evidentes, como el alcoholismo, tabaquismo, toxico¬manía, han sido tratados de manera superficial, considerándose sólo los síntomas y los efectos.
Otros vicios no menos dañinos, tales como los que distorsionan la sexualidad, encade¬nando al individuo a actitudes mentales de intemperancia, descontrol e inhibiciones, reduciéndole el nivel vivencial, son catalogados como enfermedades de etiología desconocida.

El egoísmo tiene relación con todas esas expresiones del comportamiento que denotan toda una filosofía de vida, toda una estructura existencial. Por eso centralizamos el abordaje de la cuestión de los vicios en el egoísmo.

Examinemos la posición de Allan Kardec y de los Espíritus que colaboraron con él en la Codificación Espírita: En la pregunta 913 (LE), encontramos indicaciones bastante definidas al respecto, como por ejemplo: “Estudiad cada uno de los vicios y veréis que en el fondo de todos hay egoísmo. Por más que los combatáis, no llegaréis a extirparlos mientras no ataquéis el mal en su raíz, destruyendo la causa.”

En las preguntas. 914 y 915 (LE), se considera al egoísmo en dos situaciones relacionadas con el Espíritu: 1) El egoísmo se fundamenta en el sentimiento de interés personal y 2) el egoísmo es inherente a la especie humana. Por eso, el Codificador pregunta sobre la posibilidad de que pueda ser extirpado del corazón del ser humano y de que se constituya en un obstáculo para el reinado del bien absoluto en la Tierra.
Las respuestas a tales preocupaciones del Kardec, en los preguntas citadas y en los siguientes, nos proveen toda una filosofía de vida y una directriz de cómo la Humanidad se liberará de ese obstáculo.

Los Espíritus que colaboraron en la Codificación, atribuyen fundamentalmente a la edu¬cación el rol decisivo en la lucha contra el egoísmo. O sea, en el aprendizaje del individuo sobre las cosas espirituales y en la reforma de las instituciones humanas que mantienen y excitan el egoísmo.

En el desarrollo de ese proceso “los espíritus se despojan del egoísmo, así como también de otras impurezas”, lo cual nos llevará aun nuevo orden social “impelidos por los sentimientos mutuos de solidaridad. Entonces el fuerte será amparo y no el opresor del débil y no se verá ya a quienes falte lo indispensable. Será este el reino del bien, que los Espíritus (Nosotros) están encargados de preparar”.

Esta posición muestra la relación individuo-medio, como raíz de los vicios, porque el egoísmo es un defecto, una impureza, tanto individual como colectiva. Vemos así como desde su codificación, el Espiritismo comprendió esas relaciones e influencias recíprocas.

Según Fenelón (Preg. 917, LE): “El Espiritismo bien entendido, cuando se haya identi¬ficado con las costumbres y creencias, transformará los hábitos, usos y relaciones sociales. El egoísmo se asienta sobre la importancia de la personalidad. El Espiritismo adecuadamente comprendido, lo repito, hace que veamos las cosas desde tan alto que el sentimiento de la personalidad desaparece en cierto modo ante la inmensidad. Al destruir esa importancia de la personalidad, o al menos hacerla ver como lo que de verdad es, el Espiritismo necesariamente combate el egoísmo”.

Finalmente, de la lúcida apreciación que el Codificador hace, luego de la respuesta a la pregunta 917, conviene resaltar: “El Hombre anhela ser feliz y éste es un sentimiento natural. De ahí que trabaja sin pausa para mejorar su situación en el mundo; busca las causas de los males que le aquejan para ponerles remedio. Cuando llegue a entender bien que el egoísmo es una de esas causas, la que engendra el orgullo, la ambición, la concupiscencia, la envidia, el odio y los celos, que lo perturban a cada momento, que altera las relaciones sociales, provoca disensiones, mina la confianza y le obliga a mantenerse continuamente a la defensiva para con su vecino, que por último hace de un amigo un enemigo; cuando comprenda todo esto, repetimos, se dará cuenta también que el vicio del egoísmo es incompatible con su propia ventura e incluso con su propia seguridad”.

Esa posición del espiritismo en su libro básico es por sí misma tan significativa, que nos permitiría terminar aquí con las consideraciones sobre el problema del vicio, si no tuviéramos necesidad de aplicarlas de manera objetiva al comportamiento humano, cosa que más tarde intentaremos.

Jaci Regis (Retirado de Espirit Net)

CEREBRO Y ESPÍRITU

(Artículo en el Jornal Espírita de Jaci Régis - Junio de 2000)

Mientras la ciencia procura encontrar en los mecanismos cerebrales la sede de todas las capacidades afectivas y cognitivas del ser humano, el Espiritismo postula la ascendencia del ser espiritual como sujeto de la vida.

El descubrimiento de centros cerebrales que responden a estímulos específicos, como por ejemplo, la toma de decisiones, asusta a los científicos que se preocupan con la posibilidad de, en el futuro, sean desarrollados mecanismos capaces de manipular la capacidad de juicio de las personas, mediante la intervención en los centros del supuesto comando de la voluntad del ser humano.

La profunda correlación entre el Espíritu y los centros cerebrales es fundamental para que pueda existir la relación existencial. Todavía, aún con las experiencias e investigaciones realizadas y notificadas, incluyendo el proyecto genoma que mapeo el complexo genético del cuerpo, muchos pesquisidores llegan a la conclusión de que ”algo” fuera del cosmos cerebral comanda sus funciones.

Aunque la pesquisa se realice dentro de la visión que reduce al ser humano a un organismo vivo, queda claro que la existencia de núcleos específicos para determinadas funciones, lleva a la cuestión de cómo es hecha la coordinación de las respuestas e iniciativas comportamentales.

El descubrimiento de los neurotransmisores, revolucionando la comprensión sobre el funcionamiento de los impulsos cerebrales, abrió una nueva vía de estudio del comportamiento. Se le atribuye, empíricamente, que muchos comportamientos serían determinados debido al aumento o reducción de esas substancias que ejercen innegable influencia en las reacciones humanas.

En todos esos casos, permanece el problema de quien o el qué desencadena la respuesta y porque esa respuesta es típicamente personal, creando un vacío sobre la naturaleza de la personalidad humana y la motivación profunda de las decisiones, miedos y estados mentales diferenciados.

La tentativa de cualificar genéticamente los disturbios mentales más profundos, como la esquizofrenia y procurar circunscribir desvíos de comportamiento a azares genéticos, como el alcoholismo y el homosexualismo, siguen la lógica resultante del hecho de que siendo el ser humano apenas un organismo, su comportamiento deberá necesariamente depender de la combinación aleatorias de los genes y factores circunstanciales en la estructuración corporal.

Esa lógica, por fin, llevaría a afirmar que el carácter, la personalidad son formadas aleatoriamente, al acaso y, consecuentemente nadie podría a rigor ser responsabilizado por comportamientos anti-sociales o agresivos, violentos, una vez que serían los factores genéticos los que realmente determinarían las acciones de las personas.

El comportamiento humano es complejo y las pesquisas que lo reducen a reflejos condicionados, a acondicionamientos operantes y ejercicios de estímulo y respuestas no consiguen, como es obvio, resolver el modo como cada persona se posiciona y como reacciona tan específicamente a las condiciones del ambiente y de las presiones existenciales y afectivas.

La coordinación, ese “algo” más allá del cosmos cerebral detectado por los pesquisidores más atentos, es ciertamente el Espíritu, un ser espiritual independiente del cuerpo, como enseña la doctrina y no un substrato psíquico desconocido que, en la visión materialista, se reduce al mismo organismo.

Para nosotros, los espíritas, ese ser espiritual yuxtapuesto al organismo y de éste se utilizando para su compleja expresión de voluntad y percepción del mundo externo, desenvuelve una estrategia de vida muy individual aunque necesariamente ligado solidariamente al medio ambiente familiar, social, humano.

ESPIRITU y MATERIA

Esas pesquisas y revelaciones imponen una renovación en el modo de pensar espírita acerca de la relación cuerpo y Espíritu. Las expresiones místicas que presentan el Espíritu y su organismo de forma más o menos peyorativa precisan ser revisadas.

Expresiones como el Espíritu es todo, el cuerpo es nada, precisan ser revisadas porque se encuadran en la visión de la vida corpórea como un exilio y colocan al alma en contraposición al organismo. En verdad cuando se dice que “el Espíritu se sirve del cuerpo” no podemos pensar uno separado del otro, como si uno fuese el conductor y el otro mero vehículo..

En la encarnación, el organismo no representa en sí mismo, un obstáculo a la manifestación del alma, como se deduce de muchas expresiones espíritas, sino que está asociado al flujo de la voluntad y del pensamiento del ser, en su relación con el mundo externo.

Sin duda el Espíritu no depende del cuerpo, porque es un ser delimitado, expresivo y uno. Mas en la encarnación y en la llamada vida errante, más apropiadamente designada de vida extra-física, el ser espiritual se liga necesariamente a organismos sean os criados en el proceso reproductivo humano, sea en la constitución de cuerpos de materia extra-física, el psicosoma o periespíritu, creados a la imagen del cuerpo físico y mantenidos por el pensamiento continuo.

Durante la encarnación, aunque mantiene su identidad espiritual, el ser humano es una relación unívoca, entre el ser espiritual y el ser físico, constituyendo una unidad compleja de relación vibracional.

Aunque no se tenga una idea clara de como se da la relación mente espiritual y cerebro, es fuera de duda que la interrelación Espíritu y cuerpo se procesa en las circunvoluciones y mecanismos cerebrales.

La psicósfera personal es, así, la expresión básica de esa interrelación por proyectar combinaciones físico y psíquicas, integrando el sistema celular con las vibraciones de la mente espiritual y del cerebro.

Al estudiar las funciones cerebrales con instrumentos cada vez más precisos, la ciencia está, a mi modo de ver, descubriendo la inmensa capacidad del Espíritu a través de la maravillosa composición de la estructura cerebral adecuada a nuestro potencial de inteligencia y sentimiento.

CIENCIA ESPÍRITA

Hemos incluido el siguiente artículo por considerarlo de vital importancia en las presentes consideraciones en el movimiento espírita sobre qué es el Espiritismo, si filosofía, ciencia, o no se sabe qué cosa.

El señor Alcides, hace la interesante y obligada pregunta al GEAE, presentamos este tema con el mayor respeto y consideración para todos. (La administración del Blog.)


"Me gustaría saber la opinión del GEAE sobre un tema relacionado a la Ciencia Espírita. He leído muchas materias (de fuentes diversas) en las que los autores tratan el asunto ya diciendo que el Espiritismo es una ciencia, ya diciendo que tiene aspecto científicos muchas veces en el mismo texto o contexto.

"Veamos de los ejemplos, uno se encuentra en el brillante trabajo de Alexandre F. de la Fonseca, "Curso de Ciencia y Espiritismo", en la aula 1 Introducción y Concepto de Ciencias:
"El diálogo sobre Ciencia y Espiritismo, que viene siendo presentado en partes en el Boletín del GEAE (N. de 476 a 482) nos llevó a una percepción de que aun entre científicos profesionales existen diferencias en sus opiniones y puntos de vista con relación a la cuestión sobre como la Ciencia se inserta y contribuye con el Espiritismo y viceversa, esto es, como el Espiritismo, en su aspecto científico se coloca delante de la Ciencia y de las varias ciencias." Loeffler, en la fantástica obra Fundamento de la Ciencia Espírita, afirma: “la Doctrina Espírita está compuesta de un triple aspecto, científico, filosófico y religioso” (Ed.Lachâtre20031
edición, pp.184).

"Aspecto significa "apariencia externa" lo que fuerza una paradoja con la definición de Kardec expuesta en la obra “Qué es Espiritismo”: "el Espiritismo es al mismo tempo una ciencia de observación y una doctrina filosófica. Como ciencia práctica, consiste en las relaciones que se pueden establecer con los Espíritus como filosofía, comprende todas las consecuencias morales que resultan de esas relaciones”. En el ESE, pronto en el capítulo I, ítem 5; "El Espiritismo es la ciencia nueva que viene a revelar a los hombres, por medio de pruebas irrefutables, la existencia y la naturaleza del mundo espiritual y sus relaciones con el mundo", y en otros pasajes de Kardec.

"Pienso que la cuestión es relevante en el universo editorial espírita, algo puede parecer ser pero no ser, puede no parecer, mas ser!

"Parece preciosísimo mas sabemos de la inmensa influencia que el lenguaje puede tener en el imaginario popular en función de la adopción sistemática (principalmente los legos) de determinados clichés que acaban imponiéndose por el uso y hasta tornarse la propia cosa (recordó Ludwig Wittgenstein).

"Lo anterior nos lleva a una situación interesante (y común en el seno del movimiento social espírita), que él, el Espiritismo, tendría "aspecto de todo" mas nada sería. ¿Qué acontecería entonces si personas que son referencia en el conocimiento, también adoptan una terminología sospechosa?

"¿Cuantos adeptos repiten el refrán “Ciencia, Filosofía y Religión”, aunque pocos o casi nadie pueda mostrar de donde obtuvo esta concepción a no ser del “alguien dijo” o “lo leí en algún sitio”. ¿Cómo entonces defender una enfoque crítico y con rigor epistémico, de algo que es tratado como siendo un aspecto?

"Perdonen desde ya mi presunción y la posible irrelevancia de mi duda, mas entendí que este grupo es el foro adecuado para exponer mi duda.

"Fraternalmente
Alcides "

BOLETÍN GEAE | AÑO 18 | NÚMERO 540 | 28 DE FEBRERO DE 2010

Estimad o Alcides,

Un hecho que generalmente se presenta al escritor espírita es que el Espiritismo lidia con muchas ideas que precisarían de palabras nuevas para ser mejor expresadas. la naturaleza del Espiritismo es una de ellas, no existe una palabra adecuada para designar algo que es al mismo tiempo una ciencia de observación y una doctrina filosófica. Mucho menos una palabra que traduzca o interprete el sentido de que ese conjunto de conocimientos tiene por finalidad la transformación moral. La falta de esta palabra posiblemente resulta de que este concepto es nuevo para la mentalidad occidental, que separó en campos distintos y a veces antagónicos el estudio experimental del mundo que nos rodea (ciencia), la reflexión sobre el mundo (filosofía) y la relación del ser humano con lo que transciende a este mundo (religión).

Es para suplir la falta de esta palabra que se recurre a las expresiones que cito y no me parece que su duda sea irrelevante. Además del rigor epistémico hay también la cuestión de la comunicación.

Vale la pena analizar la forma como expresamos las ideas para que podamos perfeccionarla e igualmente verificar si lo que estamos comunicando es realmente aquello que pretendíamos. Yo acostumbro usar estas expresiones y reconozco que no me había dado cuenta de las limitaciones resultantes de definir el Espiritismo por los diferentes aspectos que presenta a quien lo estudia.

Mucha Paz,
Carlos Iglesia