miércoles, 12 de enero de 2011

EGOISMO Y VICIOS

El vocablo vicio es muy amplio. El concepto o criterio social de vicio se caracteriza por la expresión de actitudes y comportamientos que presentan signos de degeneración del individuo en sí mismo y como parte de un grupo. Ciertos vicios pueden estar considerados en lo Códigos Penales y sujetos al dictado de las leyes.
Desde el punto de vista espírita la cuestión es más extensa. Según el "Libro de los Espíritus" (LE), de entre los vicios, el más radical es el del egoísmo. El asunto es tratado en las pregunta. 913 y siguientes de esa obra.
Parecería, a primera vista, que nos alejamos del problema concreto al considerar al egoísmo como raíz de todos los vicios. Pero es exactamente lo contrario.

Los problemas de los vicios más evidentes, como el alcoholismo, tabaquismo, toxico¬manía, han sido tratados de manera superficial, considerándose sólo los síntomas y los efectos.
Otros vicios no menos dañinos, tales como los que distorsionan la sexualidad, encade¬nando al individuo a actitudes mentales de intemperancia, descontrol e inhibiciones, reduciéndole el nivel vivencial, son catalogados como enfermedades de etiología desconocida.

El egoísmo tiene relación con todas esas expresiones del comportamiento que denotan toda una filosofía de vida, toda una estructura existencial. Por eso centralizamos el abordaje de la cuestión de los vicios en el egoísmo.

Examinemos la posición de Allan Kardec y de los Espíritus que colaboraron con él en la Codificación Espírita: En la pregunta 913 (LE), encontramos indicaciones bastante definidas al respecto, como por ejemplo: “Estudiad cada uno de los vicios y veréis que en el fondo de todos hay egoísmo. Por más que los combatáis, no llegaréis a extirparlos mientras no ataquéis el mal en su raíz, destruyendo la causa.”

En las preguntas. 914 y 915 (LE), se considera al egoísmo en dos situaciones relacionadas con el Espíritu: 1) El egoísmo se fundamenta en el sentimiento de interés personal y 2) el egoísmo es inherente a la especie humana. Por eso, el Codificador pregunta sobre la posibilidad de que pueda ser extirpado del corazón del ser humano y de que se constituya en un obstáculo para el reinado del bien absoluto en la Tierra.
Las respuestas a tales preocupaciones del Kardec, en los preguntas citadas y en los siguientes, nos proveen toda una filosofía de vida y una directriz de cómo la Humanidad se liberará de ese obstáculo.

Los Espíritus que colaboraron en la Codificación, atribuyen fundamentalmente a la edu¬cación el rol decisivo en la lucha contra el egoísmo. O sea, en el aprendizaje del individuo sobre las cosas espirituales y en la reforma de las instituciones humanas que mantienen y excitan el egoísmo.

En el desarrollo de ese proceso “los espíritus se despojan del egoísmo, así como también de otras impurezas”, lo cual nos llevará aun nuevo orden social “impelidos por los sentimientos mutuos de solidaridad. Entonces el fuerte será amparo y no el opresor del débil y no se verá ya a quienes falte lo indispensable. Será este el reino del bien, que los Espíritus (Nosotros) están encargados de preparar”.

Esta posición muestra la relación individuo-medio, como raíz de los vicios, porque el egoísmo es un defecto, una impureza, tanto individual como colectiva. Vemos así como desde su codificación, el Espiritismo comprendió esas relaciones e influencias recíprocas.

Según Fenelón (Preg. 917, LE): “El Espiritismo bien entendido, cuando se haya identi¬ficado con las costumbres y creencias, transformará los hábitos, usos y relaciones sociales. El egoísmo se asienta sobre la importancia de la personalidad. El Espiritismo adecuadamente comprendido, lo repito, hace que veamos las cosas desde tan alto que el sentimiento de la personalidad desaparece en cierto modo ante la inmensidad. Al destruir esa importancia de la personalidad, o al menos hacerla ver como lo que de verdad es, el Espiritismo necesariamente combate el egoísmo”.

Finalmente, de la lúcida apreciación que el Codificador hace, luego de la respuesta a la pregunta 917, conviene resaltar: “El Hombre anhela ser feliz y éste es un sentimiento natural. De ahí que trabaja sin pausa para mejorar su situación en el mundo; busca las causas de los males que le aquejan para ponerles remedio. Cuando llegue a entender bien que el egoísmo es una de esas causas, la que engendra el orgullo, la ambición, la concupiscencia, la envidia, el odio y los celos, que lo perturban a cada momento, que altera las relaciones sociales, provoca disensiones, mina la confianza y le obliga a mantenerse continuamente a la defensiva para con su vecino, que por último hace de un amigo un enemigo; cuando comprenda todo esto, repetimos, se dará cuenta también que el vicio del egoísmo es incompatible con su propia ventura e incluso con su propia seguridad”.

Esa posición del espiritismo en su libro básico es por sí misma tan significativa, que nos permitiría terminar aquí con las consideraciones sobre el problema del vicio, si no tuviéramos necesidad de aplicarlas de manera objetiva al comportamiento humano, cosa que más tarde intentaremos.

Jaci Regis (Retirado de Espirit Net)

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