La evolución de los mundos habitados ocurre en el mismo ritmo de la de los seres que habitan en cada uno de ellos. Los mundos habitados, según el Espiritismo, pueden ser clasificados del siguiente modo:
• Mundos Primitivos: destinados a las primeras encarnaciones del Espíritu. Son los mundos formados hace menos tiempo. En ellos se encuentran todos los seres en sus fases iniciales de progreso.
• Mundos de expiación y pruebas, donde domina el mal entre los Espíritus. En esos mundos, algunas especies animales ya demuestran un cierto grado de raciocinio y conciencia. La explotación de los animales por el ser humano y la ausencia de respeto a la naturaleza son preponderantes.
• Mundos de regeneración, en los cuales los Espíritus que aún tienen que expiar extraen nuevas fuerzas, reposando de las fatigas de la lucha. Las demás especies de seres vivos están más evolucionadas y pocos son los seres humanos que las explotan para el trabajo o para de ellos alimentarse. Es mayor, también, el respeto por la naturaleza en general.
• Mundos dichosos, donde el bien sobrepuja el mal. En esos mundos la explotación de las especies animales por el ser humano y el desrespeto pela naturaleza son reducidos.
• Mundos celestes o divinos, habitaciones de Espíritus depurados, donde exclusivamente reina el bien. Todos los otros seres, en estos mundos, se encuentran en su estadio final de desenvolvimiento antes de pasar hacia el reino siguiente en la escala evolutiva. Reinando solamente el bien en esos mundos, la armonía entre todos los seres es total.
¿Qué clasificación, le parece a usted, tendría la Tierra?
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