martes, 18 de febrero de 2014

EROS Y TANATOS

La mitología griega creó Dioses que encarnaban los sentimientos, miedos, esperanzas humanas. Eros es el Dios de la vida, del amor. Tanatos, el de la muerte. Esta última es la raíz del concepto de la vida del cristianismo y de todas las religiones siempre preocupadas más con la muerte que con la vida. 
Todo el engranaje teórico de las religiones y también de algunas escuelas filosóficas está volcado hacia preparar la criatura para la muerte, o sea,  para vivir bien y gozada la vida después de la vida. Las filosofías del existencialismo concluyen que el hombre es un ser para la nada o para la muerte.
Las religiones cristianas desprecian la vida, el sexo, la alegría, el placer y se concentran en la exaltación del dolor, del sufrimiento como caminos exclusivos para la salvación.
Con el Espiritismo-Cristiano (a lo brasileño), no ha sido muy diferente, siguiendo el camino del catolicismo, el dolor es exaltado. La criatura es principalmente culpable o culposa.
Emmanuel, el líder más reciente de esa religión-espírita, afirma en su libro El Consolador, editado en 1939 por la Federación Espírita Brasileña, psicografiado por Francisco Cándido Xavier: "El dolor es siempre el elemento amigo e indispensable y la redención de un Espíritu encarnado en la Tierra, consiste en el rescate de todas sus deudas… (Preg. # 241)
En un curso titulado: “Pérdida de Seres Queridos” se inscribieron 60 personas, una matrícula no esperada. La mayoría sin vínculos con el Espiritismo. Se debatió allí la muerte, la vida más allá del túmulo.
La gente quería saber sobre la sobrevivencia, dónde estarían sus seres queridos, si serían recibidos en el más allá, en la hora de la muerte, por parientes y amigos. En verdad existe un miedo sobre el futuro, sobre su cualidad moral, sobre posibles puniciones después de la vida.
Después de todo nadie tiene certeza de la propia moralidad y se dice que después del sepulcro el juicio divino es severo, para algunos, irremediable.
Luego se intentó ofrecer un curso "Conversando sobre Almas Gemelas" y no hubo casi matrícula. El curso tenía el propósito de hablar sobre el amor, la pasión, a través de las vidas sucesivas.
Se puede concluir de lo anterior que el Espiritismo no se ha abierto para hablar del amor. El amor natural, humano, sexual, Eros.
La mediumnidad se volvió un canal sobre la muerte y no sobre la vida inmortal. Los muertos que hablan por los médiums se presentan muchas veces, lamentosos, tristes, nostálgicos, muertos.
Esto no es compatible con la idea de un Dios de Amor. La tesis de que Dios nos creó para el placer se contrapone  a los que insisten alabar el dolor, al sufrimiento y a la pesada mano de la seudo Justicia Divina que se abate sobre las criaturas, exigiendo lágrimas, angustia para pagar deudas contra la divinidad, para compensar faltas cometidas.
Es imposible no reconocer las inmensas necesidades y la gran futilidad que domina la mayoría de nuestra humanidad, encarnada o descarnada. Sería una falsedad despreciar el papel del dolor y del sufrimiento en la vida. Pero la eficacia del dolor no depende de eso. La eficacia del dolor solo aparece cuando es instrumento de cambios en las estructuras mentales. Hay dolores que pueden llevar a la transformación de las emociones y de los sentimientos para lo mejor, como también puede provocar rebeldía y odio.
Es inaudito pensar, bajo el principio de la evolución, que todo el sistema de vida terrena esté basado en la necesidad de salvación o regeneración individual o colectiva tan pregonada dentro del Espiritismo, desde los tiempos de Kardec. Realmente y porque, ante todo, somos imperfectos antes que malos.
Los iconos del Cristianismo son invariablemente sufrientes. El Cristo es mostrado en la cruz, sangrante y doloroso. Los mártires alcanzan la santidad por el sacrificio.
Llagas en las manos, coronas de espinas se tienen como testimonio de la maldad intrínseca de las criaturas, la desobediencia crónica en relación a Dios y la acción de ese Dios sobre sus criaturas en un conflicto interminable.
Para las criaturas humanas resta, en la visión católico-cristiana, un cielo tedioso o un infierno abrasador.
En Espiritismo, desafortunadamente, fueron creados sucedáneos (sustitutos) de los principios católicos tradicionales, aunque transitorios.
El Umbral sugiere un sinónimo de infierno, colonias espirituales surgen como una especie de purgatorio, y una tal zona crística, como el cielo de los elegidos. Los Espíritus Superiores, aunque halla evolucionado, surgen en lo imaginarios como los Ángeles y los obsesores son considerados diablos, aunque temporeros. En lugar del pecado original, tenemos el pecado originario del pasado.
Es preciso romper con esa carga de conceptos negativos y revolucionar nuestro propio concepto de la vida y vivirla con intensidad y responsabilidad; la felicidad y el placer son metas no apenas factibles, deseadas, sino indispensables para entenderla creación de la vida como un acto de amor divino.
Las almas gemelas son fruto de la mitología y del deseo que la divinidad nos regale con un par perfecto, como si el amor pudiese brotar como una flor cuya simiente fuese sembrada aleatoriamente por Dios.
El amor se construye y la visión de una vida permanente desvanece esa necesidad de recibir lista, terminada, un acompañante perfectamente adecuado a nuestros gustos y a nuestras necesidades.
El amor con pasión une las almas en el tiempo infinito.
Además, bajo la presión evolutiva, al final todas, todas, las almas serán como gemelas.

Un excelente trabajo de JACI REGIS, traducido muy libremente por Flavio Acarón

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