Con el
desenvolvimiento de la gravidez, a medida que el embrión se va estructurando,
conforme al molde energético dado por las matrices periespirituales de la
entidad reencarnante, se van intensificando los trueques fluídicos o
energéticos, entre el periespíritu de la madre y el espíritu reencarnante.
Ya se observa, a
cierta altura, una intensa sintonía vibratoria con gran intercambio de campos
energéticos. Sucede que estas vibraciones permutadas pueden ser dolientes
(espiritualmente hablando) o sanas. Las vivencias de las encarnaciones
anteriores, indeleblemente registradas en los archivos energéticos del espíritu,
son núcleos de emanación de ondas que ejercen influencia sobre la gestante. Las
experiencias de sufrimientos aún no resueltas sicológicamente, los
resentimientos mantenidos, son concentraciones de fuerza que irradian sobre la
estructura psico-física materna. Las experiencias comunes entre madre e hijo,
vividas en existencias pretéritas, se reencuentran ahora con anestesia apenas
parcial.
No resta duda, que
la gran oportunidad de la reaproximación
y solución de los débitos
pasados. También es importante reafirmar, que toda a asistencia espiritual presente
en el transcurso de la gravidez, amparando al binomio.
Los trueques
fluídico-energéticos entre ambos, frecuentemente producen antojos a la madre.
La intensidad de estos antojos muchas veces está relacionada (también) a
diferencias de nivel evolutivo entre el espíritu reencarnante y la gestante. En
determinadas situaciones, sin embrago, no se trata de diferencia de nivel
espiritual, pues normalmente a los espíritus superiores no les es difícil
superar y comprender las limitaciones de los menos evolucionados. Frecuentemente,
son los reconocimientos inconscientes de las experiencias comunes vividas. Son
las sensaciones resultante del espelhar mutuo, de la situación espiritual
vivenciada en el pasado y aún no resuelta. Cuidémonos, no obstante, de no
cometer injusticias o errores de juicio.
Los antojos tienen
también causas meramente orgánicas ligadas a factores anatómicos y fisiológicos
del proceso gestacional. Atribuir a los antojos apenas significado de orden
espiritual, sería empobrecer la ciencia espírita y comprometer su imagen frente
a las personas de buen sentido común.
Los extraños deseos
de la gestante:
Las aparentes
extravagancias de la mujer grávida pueden tener, también, causas ligadas a
influencias del espíritu reencarnante. No estamos aquí, por tanto, excluyendo de
manera alguna el componente fisiológico. Las profundas alteraciones hormonales
bajo el comando de la hipófisis son sin duda co-factores que interfieren en el
psiquismo de la gestante determinando tendencias en la esfera alimenticia.
Habiendo sido hecha esta salvedad, cúmplenos estudiar la otra cara de la
moneda.
Estando la
estructura del cuerpo espiritual de la entidad reencarnante unida al chakra
genésico materno, pasa a sufrir la influencia de fuertes corrientes
electromagnéticas que le imponen una reducción volumétrica necesaria. El cuerpo
periespiritual que poseía digamos 175 cm se deberá se adaptar a un organismo
fetal mucho menor. Ocurre entonces la reducción de los espacios
intermoleculares de la materia periespiritual. Tal hecho ocurre por la disminución
de la vibración de las moléculas del cuerpo espiritual. La energía cinética se
reduce, las moléculas se aproximan reduciendo los espacios intermoleculares.
Además de esta reducción, toda molécula excedente, que no sirva al trabajo
fundamental de refundición de la forma es devuelta al plano "espiritual
" y reintegrada al fluido cósmico universal.
En el organismo
materno, más específicamente en el chakra genésico, hay una función que se
parece al trabajo de un extractor de cocina. En este aparato doméstico se
procesa la absorción de la grasa excedente, eliminándola del ambiente. Conforme
encontramos en el libro" Entre Tierra y Cielo", cap. XXX, André Luiz se expresa de la siguiente
forma."El organismo materno, absorbiendo las emanaciones de la entidad
reencarnante, funciona como un extractor de fluidos en desintegración, fluidos
esos que no siempre son apacibles o soportables por la sensibilidad
femenina".
Hay espíritus que
por se hallarse zoantropizados o licantropizados (esto es, tan deformados que
parecen como animales, lobos, etc.), por tanto con morfología tan alterada y
llena de fluidos prejudiciales que sufrirán intenso proceso de reabsorción
fluídica por parte del chakra genésico materno. El hecho citado genera intensas
y frecuentes sensaciones psíquicas en la gestante. Estas sensaciones no tienen
traducción lógica en valores conocidos a los sentidos físicos. Como son
sensaciones el cerebro decodifica en algo material y expresa como: Deseo de
comer, oler o hacer alguna cosa diferente. Por tanto, aunque sea verdad que
deseos insatisfechos puedan determinar defectos físicos en el bebé, mera
creencia, los deseos existen y cuando no son tan absurdos como comer jabón con
cebolla, no cuesta nada (a veces) satisfacer a la pobre gestante.... Mas no exageremos....
Ricardo Di Bernardi
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