AUTOR: ADABERTO RICARDO PESSOA
Las personas de una forma general, no imaginan cuanto las emociones afectan la salud del cuerpo, o sea, no saben que muchas dolencias que, suponen se desenvuelven apenas en las estructuras físicas, son en verdad, comprobadamente originarias también de factores psíquicos, por tanto, según el saber espírita, originarias del alma. Para ese grupo de dolencias se acuñó el término disturbios psicosomáticos.
La Psicosomática es un campo de pesquisa relativamente nuevo en el área de la salud, especialmente en la Medicina y en la Psicología, y que estudia las relaciones entre la mente y el cuerpo, en el contexto de una comprensión integral (holística) del ser humano, transcribiendo para una lenguaje psicológico el dinamismo de los síntomas corporales. En la ciencia oficial, los autores de destaque que levantaron las primeras interrogantes sobre a relación mente-cuerpo fueron Freud (en el Psicoanálisis) y Jung (en la Psicología Analítica). Yendo más allá, la Psicosomática se ha convertido en importante materia de interés para la Medicina China (en especial para la Acupuntura), para la medicina homeopática, y para la ciencia Espírita.
En el caso del Espiritismo, según Jorge Andrea de los Santos, la ocurrencia del fenómeno psicosomático representa el propio campo Espiritual, “de estructura energética específica, a trascender en la inmortalidad la faja de mortalidad del cuerpo físico” (Santos, 1991). Ese autor expone que las dolencias psicosomáticas (por tanto, fuertemente determinadas por el psicodinamismo de la mente y del espíritu) pueden estar relacionadas:
1. en la piel (urticaria, prurito, acne); 2. en los músculos (dolores
en la nuca, en las lados), cuyas contracturas producen comúnmente dolor de
cabeza; 3. al aparato respiratorio (crisis asmáticas, rinitis alérgica,
hiperventilación pulmonar); 4. al aparato circulatorio (taquicardia,
extrasístoles, hipertensión con oscilación, jaqueca); 5. al aparato digestivo
(vómitos, dolores gástricos, colitis, constipación crónica); 6. al aparato
urinario (variaciones del volumen de orina); 7. y hasta al mecanismo endocrino
(ciertas dolencias de las tiroides). Si sumamos a ese conjunto los
disturbios de alimentación (anorexia, obesidad), el estrés, la depresión y
diversos cuadros psicopatológicos, observaremos la importancia de la salud de
las emociones, de la mente y del espíritu, sobre la salud del cuerpo.
Para muchas personas es difícil comprender como las emociones y contenidos
mentales pueden afectar tanto el cuerpo, por tratarse de "elementos
abstractos" sin "realidad palpable" a los sentidos. Ese, sin
embargo, es un raciocinio muy simplista y equivocado. Primero, porque, del
punto de vista neuropsicológico, las emociones y los pensamientos poseen una
base neurofisiológica envolviendo diversas áreas del cerebro (córtex cerebral,
sistema límbico, glándula pineal, etc.), con un impacto concreto sobre el
cuerpo, que incluye el control del metabolismo hormonal. Segundo porque, de
acuerdo con el saber Espírita, el sistema nervioso funciona como (a) un sistema
receptor de las irradiaciones del alma a través del periespíritu (el cuerpo
psicosomático, en la terminología de André Luiz), y (b) como depositario [i] de esas mismas irradiaciones sobre el cuerpo biológico, en un sistema triple de
integración (alma-periespíritu-cuerpo físico).
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El conocimiento Espírita también enseña que el alma no es "una nada", eso porque la "nada no existe". Como no sabemos exactamente lo que es el alma, acostumbramos asociarla con algo abstracto, sin ningún nivel de realidad concreto, ya que se trata de un ente inmaterial. Pero la mención del alma como siendo inmaterial quiere decir apenas, que no podemos hacer una analogía con cual-quier cosa que conocemos como siendo material, y no que ella se trate de "una nada abstracta sin acción en la realidad práctica". El alma es por tanto, "alguna cosa", que en el estado evolutivo en que nos encontramos, es desconocida a nuestros sentidos y de la cual tenemos una comprensión apenas parcial, pero que no por eso, deja de tener una acción real sobre nuestra vida. El alma es, entonces, percibida por sus efectos y manifestaciones, como es el caso de los fenómenos psicosomáticos
El conocimiento Espírita también enseña que el alma no es "una nada", eso porque la "nada no existe". Como no sabemos exactamente lo que es el alma, acostumbramos asociarla con algo abstracto, sin ningún nivel de realidad concreto, ya que se trata de un ente inmaterial. Pero la mención del alma como siendo inmaterial quiere decir apenas, que no podemos hacer una analogía con cual-quier cosa que conocemos como siendo material, y no que ella se trate de "una nada abstracta sin acción en la realidad práctica". El alma es por tanto, "alguna cosa", que en el estado evolutivo en que nos encontramos, es desconocida a nuestros sentidos y de la cual tenemos una comprensión apenas parcial, pero que no por eso, deja de tener una acción real sobre nuestra vida. El alma es, entonces, percibida por sus efectos y manifestaciones, como es el caso de los fenómenos psicosomáticos
Observemos entonces, cuan importante es cuidar de nuestras emociones, pensamiento y espíritu. La dolencia es en verdad, una forma del cuerpo y de la mente, juntos, llamar la atención del individuo hacia la necesidad de se descubrir lo que está errado con la vida, buscándose la corrección de los hábitos desequilibrantes que originen malestar, disminución de la calidad de vida, y enfermedades. La dolencia psicosomática es una señal de alerta para su portador, informando que el individuo está realizando algo que le perjudica a él mismo. Puede estar abusando de su dieta alimenticia desequilibrada, puede estar envuelto con dificultades afectivas y psicológicas diversas, desajustes familiares, en el trabajo, y en otros sectores de su vida social, etc. Las tensiones psíquicas resultantes también abren espacio a la acción de agentes invasores (microbios) al frágil campo energético del cuerpo. Todo eso paraliza el proceso evolutivo del Espíritu, que pide "socorro" a través de la enfermedad psicosomática. Otros factores que complican los disturbios psicosomáticos son (1) los disturbios advenidos de encarnaciones pasadas y (2) la acción de Espíritus Obsesores sobre el psiquismo del portador de una patología psicosomática. En esos casos, también, hay una lección evolutiva a ser descubierta por el sujeto afectado.
Concluyendo, hay necesidad - para cada caso particular - de una investigación de los componentes psicogénicos deficientes que parten del alma y desajustan los campos somáticos. También procuramos saber, dónde el proceso está ligado a la actual encarnación, y donde está ligado a etapas pasadas, a fin de establecer con justeza la conducta a ser adoptada. La mayoría de los casos, por presentar multiplicidad de factores, se podrá beneficiar del tratamiento médico y psicológico, coligado al recurso del tratamiento espiritual (Santos, 1991).
Referencia Bibliográfica
Santos, Jorge Andréa dos. Psicología Espírita. Río de
Janeiro: Soc. Ed. Espiritualista F. V. Lorenz, 1991.
[i] Depositar
es un término técnico usado en la psicología y en el psicoanálisis, con el significado
de colocar y dejar un determinado contenido en algo o alguien. Es un concepto
ligado a la proyección de un contenido psíquico interno a un objeto externo.
Aquí, ese término es tomado prestado para describir un proceso energético
dinámico.
Adalberto Ricardo Pessoa
Psicólogo Clínico y Analista Junguiano y Transpesonal formado por la
USP, Miembro de la Asociación Brasileña de Psicólogos Espíritas (ABRAPE)