Muy lejos de pretender
explicar todos los mecanismos y fenómenos que
operan en nuestro desencarne, creo que no hay mal en compilar informaciones
científicas mecanicistas y las explicaciones
obtenidas por psicografía, las de André Luiz para formular hipótesis y teorías a la luz de la razón y del pensamiento
espírita para que en el futuro sean esclarecidas
(negadas o confirmadas). Creo que esta actividad es una función primordial de la ciencia y mecanismo de evolución del conocimiento humano; o sea; elaborar hipótesis y procurar, por la experimentación y pesquisa,
su afirmación o negación.
Dentro de este pensamiento
me permito, en este texto, "viajar" por hipótesis y
especulaciones que, no necesariamente, están correctas
dejando al lector su opinión final.
A lo largo del
desenvolvimiento de este curso, procuramos establecer de la manera más detallada posible las interfaces físico-etéricas, dentro del triple comando del cuerpo físico - PERIESPÍRITU ⇔ SISTEMA NERVIOSO ⇔ GLÁNDULAS
ENDOCRINAS, donde serán expresadas
las voluntades del ESPÍRITU, que es el
principio inteligente.
Dentro de esta interface
tenemos en el DUPLO ETÉRICO la porción periespirítica más distante del espíritu y por
tanto la más próxima del cuerpo
físico y, ya en el plano físico, las neuronas
como las células más próximas al periespíritu.
Como todos nosotros, los espíritas, creemos, rigurosamente que todas las células de nuestro organismo físico están ligadas al periespíritu, de una
forma más o menos intensa dependiendo del grado de
evolución del espíritu y de su
relación más o menos
dependiente con o plano material, o sea, depende de su patrón de pensamiento (Espíritu). No en
tanto, a pesar de esta ligazón total periespíritu-cuerpo físico, existen
puntos específicos de unión para la
manifestación del espíritu, y estos
puntos están en el sistema nervioso, traducidos por la
neurona que encierra en sus corpúsculos de Nissl
la energía nutritiva emanada del plano espiritual, en
los corpúsculos ocres de lipofuscina o factor de fijación periespirítica y a través de las mitocondrias en los espacios interatómicos el canal receptor de los comandos espirituales.
Por tanto todo el conjunto
Periespíritu/cuerpo físico responden
de manera global a la acción del espíritu producida por pensamiento que interactúa mientras
encarnados, con el mundo material a fin de ejecutar sus planes de estudio en su
facultad de evolución.
Cumple además recordar que la pineal es responsable por el llamado sexto sentido,
o sea, es el receptor capaz de detectar informaciones del plano espiritual y
las emanaciones magnéticas del plano
material, sirviendo de antena poderosa a la informar al espíritu encarnado del plano etérico.
Continuando en la descripción de esta interface llegamos al doble etérico donde
encontraremos centros de fuerza también llamados
chacras con íntima relación anatómica con el sistema nervioso y que son transductores de energías a ser distribuidas por los departamentos orgánicos a través del sistema
de los Nadis y meridianos descritos en la acupuntura. Estos centros de energía son portales preferenciales de energías llevando y
trayendo informaciones advenidas del espíritu encarnado
para su cuerpo físico y vice-versa más allá de aquellas oriundas de otras inteligencias, encarnadas o desencarnadas
con las cuales nos relacionamos en nuestra vida en la Tierra (vía cuerpo físico) o por
mediumnidad (vía periespíritu).
La conciencia adviene del
espíritu y se manifiesta en este mundo con el
auxilio del cerebro por los mecanismos ya citados de interface. Muchos
mecanismos automáticos son desarrollados por nuestro cerebro
para permitir la ejecución de tareas,
hasta bastante complejas, de una manera casi que inconsciente permitiendo a
nuestra mente la libertad para ejecución de otras
tareas y pensamientos. Es por este motivo que la ciencia mecanicista aún no ha conseguido explicar la conciencia.
Por tanto, la conciencia no
es física sino espiritual, y permanece aún tras el desligamiento de la materia, o igualmente durante los períodos de inactividad parcial del cerebro, como en el sueño o en el coma.
Partiendo de este principio
percibimos que para la manifestación de nuestro
pensamiento aquí en la Tierra necesitamos del aparato cerebral
(igualmente en el caso de espíritus desencarnados)
y que un defecto, o destrucción de este
aparato puede llevar a la imposibilidad de manifestarse de manera completa en
el plano material. No obstante, tenemos diversos ejemplos de personas que tras
lesiones muy graves de su cerebro, pudieron rehabilitarse de forma sorprendente
demostrando el grado de subordinación de nuestro
cuerpo físico a nuestro cuerpo periespirítico que opera modificaciones estructurales y funcionales para retomar
la capacidad de ejecutar sus tareas de manifestación.
Un turn-over, o
renovación constante de los elementos que forman
nuestro cuerpo físico es totalmente dirigido por nuestro
modelo organizador bioló-gico que
moldea, según sus atributos espirituales su aparato
fisiológico.
Esta intrincada, y aún poco conocida ligazón es temporera,
diferente de la relación Espíritu-Periespíritu, la unión con el cuerpo físico puede ser
rota por accidente o dolencia o hasta por degeneración, o sea, tiene
un tiempo útil y variable dependiendo de cada caso. El
proceso de desligamiento de esta interface es el desencarne y sigue un proceso
que puede ser más o menos dificultoso dependiendo de factores
físicos y espirituales.
El proceso de muerte cuando
ocurre naturalmente, o sea, por dolencia o por muerte natural, permite al
individuo prepararse para la transición, auxiliado por
la espiritualidad así como por los médicos de la Tierra, se permite una reflexión y una
concienciación que facilitan sobre manera el proceso del
pasaje.
Despedirse del ropaje fisiológico puede ser un proceso doloroso si hay una resistencia por parte
del espíritu desencarnante reteniendo sus lazos
periespiríticos con el cuerpo físico, ahora inadecuado a su interacción.
El proceso se asemeja mucho
a la metamorfosis de los insectos, o sea, ocurre un proceso de disminución de la actividad con el individuo tornándose cada vez
más inmóvil, pierde el
hambre, para de alimentarse y va asumiendo una postura de crisálida, su pensamiento, por secreciones mentales teje hilos que van
formando su capsulo de fuerzas mentales a partir de sus propias ideas reflejas
dominantes. Este proceso puede durar minutos, horas, días o meses dependiendo de la naturaleza de su pensamiento y de sus
capacidades espirituales. Simultáneamente se
inicia la histólisis del cuerpo físico que va
perdiendo las ligazones periespiríticas con las células y también con las
neuronas, y la histólisis periespirítica en el doble etérico. En este
momento el grado de apego del individuo al plano material puede facilitar o
dificultar el proceso y se da por la valoración excesiva a
los bienes materiales y/o su reluctancia en abandonar sus familiares, o hasta
la reluctancia de sus familiares en permitir que el se valla.
La liberación del capsulo mental ocurre por secreciones mentales al final del
proceso histolítico fortificando el campo mental y desatándose mecánicamente de los órganos materiales
iniciando automáticamente el proceso histogénico.
Son más importantes la histólisis de los músculos y el aparato digestivo, y menos intensas en el sistema vascular
y nervioso.
Terminada la histólisis se inicia la histogénesis
espiritual donde su periespíritu
experimentará modificaciones morfofisiológicas a fin de adaptarse a las necesidades de su nueva vida.
Los centros o chacras gástrico y genético, por
ejemplo son neo-formados para usufructuar nuevas formas de alimento fluídico y para asumir nuevas funciones en la
sublimación del amor. La histogénesis sigue el camino dictado por la mente y puede generar disturbios:
Los ovoides, debido al
"monoideismo auto hipnotizante" provocado por el pensamiento
fijo-depresivo que le define la voluntad de retornar al aparato fisiológico material, provoca una atrofia de los órganos
periespiríticos necesitando de nueva encarnación para su corrección.
La metamorfosis incompleta
en los individuos de evolución más primitiva, generalmente animales, que no poseen sustancia mental
suficiente para operar su histogénesis y por tanto
necesitan de nueva encarnación de
emergencia. Fue el pensamiento constante que ofreció
la
estabilidad para la metamorfosis completa.
El tiempo final de la
desencarnación es la ruptura del "cordón de plata" probable expansión periespirítica cuya inserción en la nuca
debe corresponder al punto principal y más primitivo de
ligazón con el cuerpo físico. Este
tiempo generalmente es ejecutado por el equipo periespiritual que asiste el
desencarne, como el obstetra hace en el nacimiento con el cordón umbilical. Esta ruptura debe ser hecha en el momento cierto y puede
ocurrir hasta muchas horas tras la total muerte orgánica o también ser realizada por el propio espíritu desencarnante
capacitado y preparado para eso.
Mientras haya una ligazón del periespíritu con el
cuerpo físico, el espíritu
"siente" y existen casos hasta de percibir el deterioro de su cuerpo
físico. Este dato nos obliga a meditar sobre la
cremación y la donación de órganos, necesitando el asunto de un cuidado mayor y una discusión más profunda.
En este proceso metamórfico ocurre el paso de informaciones de la memoria celular física hacia el banco de datos del periespíritu como en un
disquete siendo grabado por el computador, repasando todas las memorias de su
vida reciente. Algo parecido ocurrió en el proceso
de reencarne, donde y recapitula la filogénesis y
preparando al individuo para la vida carnal. Los pacientes que tuvieran experiencias
de C.M. (casi muerte) relatan con mucha frecuencia este fenómeno.
En el período inmediato al desencarne es cuando se inicia nuestro contacto con
la ley de causa y efecto. En aquellos cuyo desencarne fue un proceso más lento la depuración ya ocurrió en gran parte, mas en las muertes abruptas y violentas esta
confrontación muchas veces es dolorosa y puede provocar
desordenes que llevan el espíritu a las
regiones umbralinas hasta recobrar su pensamiento ordenado.
NOTA: Desconocemos el autor de este magnífico trabajo. Presentamos nuestras excusas mas sinceras…
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