sábado, 19 de septiembre de 2015

PSICOSOMÁTICA Y ESPIRITISMO: DESCUBRA COMO LAS EMOCIONES AFECTAN SU SALUD.


AUTOR: ADABERTO RICARDO PESSOA


 Las personas de una forma general, no imaginan cuanto las emo­ciones afectan la salud del cuerpo, o sea, no saben que muchas dolencias que, suponen se desenvuelven apenas en las estructuras físicas, son en verdad, comprobadamente originarias también de factores psíquicos, por tanto, según el saber espírita, originarias del alma. Para ese grupo de dolencias se acuñó el término disturbios psicosomáticos.

La Psicosomática es un campo de pesquisa relativamente nuevo en el área de la salud, especialmente en la Medicina y en la Psico­logía, y que estudia las relaciones entre la mente y el cuerpo, en el contexto de una comprensión integral (holística) del ser humano, transcribiendo para una lenguaje psicológico el dinamismo de los síntomas corporales. En la ciencia oficial, los autores de destaque que levantaron las primeras interrogantes sobre a relación mente-cuerpo fueron Freud (en el Psicoanálisis) y Jung (en la Psicología Analítica). Yendo más allá, la Psicosomática se ha convertido en importante materia de interés para la Medicina China (en especial para la Acupuntura), para la medicina homeopática, y para la ciencia  Espírita.

En el caso del Espiritismo, según Jorge Andrea de los Santos, la ocurrencia del fenómeno psicosomático representa el propio cam­po Espiritual, “de estructura energética específica, a trascender  en la inmortalidad la faja de mortalidad del cuerpo físico” (Santos, 1991). Ese autor expone que las dolencias psicosomáticas (por tan­to, fuertemente determinadas por el psicodinamismo de la mente y del espíritu) pueden estar relacionadas:
1. en la piel (urticaria, prurito, acne); 2. en los músculos (dolores en la nuca, en las lados), cuyas contracturas producen comúnmente dolor de cabeza; 3. al aparato respiratorio (crisis asmáticas, rinitis alérgica, hiperventilación pulmonar); 4. al aparato circulatorio (taquicardia, extrasístoles, hipertensión con oscilación, jaqueca); 5. al aparato digestivo (vómitos, dolores gástricos, colitis, constipa­ción crónica); 6. al aparato urinario (variaciones del volumen de orina); 7. y hasta al mecanismo endocrino (ciertas dolencias de las tiroides). Si sumamos a  ese conjunto los disturbios de alimenta­ción (anorexia, obesidad), el estrés, la depresión y diversos cuadros psicopatológicos, observaremos la importancia de la salud de las emociones, de la mente y del espíritu, sobre la salud del cuerpo.
Para muchas personas es difícil comprender como las emociones y contenidos mentales pueden afectar tanto el cuerpo, por tratarse de "elementos  abstractos" sin "realidad palpable" a los sentidos. Ese, sin embargo, es un raciocinio muy simplista y equivocado. Primero, porque, del punto de vista neuropsicológico, las emocio­nes y los pensamientos poseen una base neurofisiológica envol­viendo diversas áreas del cerebro (córtex cerebral, sistema límbico, glándula pineal, etc.), con un impacto concreto sobre el cuerpo, que incluye el control del metabolismo hormonal. Segundo porque, de acuerdo con el saber Espírita, el sistema nervioso funciona como (a) un sistema receptor de las irradiaciones del alma a través del periespíritu (el cuerpo psicosomático, en la terminología de André Luiz), y (b) como depositario [i] de esas mismas irradiaciones sobre el cuerpo biológico, en un sistema triple de integración (alma-periespíritu-cuerpo físico).
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El conocimiento Espírita también enseña que el alma no es "una nada", eso porque la "nada no existe". Como no sabemos exacta­mente lo que es el alma, acostumbramos asociarla con algo abs­tracto, sin ningún nivel de realidad concreto, ya que se trata de un ente inmaterial. Pero la mención del alma como siendo inmaterial quiere decir apenas, que no podemos hacer una analogía con cual-quier cosa que conocemos como siendo material, y no que ella se trate de "una nada abstracta sin acción en la realidad práctica". El alma es por tanto, "alguna cosa", que en el estado evolutivo en que nos encontramos, es desconocida a nuestros sentidos y de la cual tenemos una comprensión apenas parcial, pero que no por eso, deja de tener una acción real sobre nuestra vida. El alma es, enton­ces, percibida por sus efectos y manifestaciones, como es el caso de los fenómenos psicosomáticos

Observemos entonces, cuan importante es cuidar de nuestras emo­ciones, pensamiento y espíritu. La dolencia es en verdad, una for­ma del cuerpo y de la mente, juntos, llamar la atención del indivi­duo hacia la necesidad de se descubrir lo que está errado con la vida, buscándose la corrección de los hábitos desequilibrantes que originen malestar, disminución de la calidad de vida, y enferme­dades. La dolencia psicosomática es una señal de alerta para su portador, informando que el individuo está realizando algo que le perjudica a él mismo. Puede estar abusando de su dieta alimenticia desequilibrada, puede estar envuelto con dificultades afectivas y psicológicas diversas, desajustes familiares, en el trabajo, y en otros sectores de su vida social, etc. Las tensiones psíquicas resul­tantes también abren espacio a la acción de agentes invasores (microbios) al frágil campo energético del cuerpo. Todo eso para­liza el proceso evolutivo del Espíritu, que pide "socorro" a través de la enfermedad psicosomática. Otros factores que complican los disturbios psicosomáticos son (1) los disturbios advenidos de en­carnaciones pasadas y (2) la acción de Espíritus Obsesores sobre el psiquismo del portador de una patología psicosomática. En esos casos, también, hay una lección evolutiva a ser descubierta por el sujeto afectado.

Concluyendo, hay necesidad - para cada caso particular - de una investigación de los componentes psicogénicos deficientes que parten del alma y desajustan los campos somáticos. También pro­curamos saber, dónde el proceso está ligado a la actual encarna­ción, y donde está ligado a etapas pasadas, a fin de establecer con justeza la conducta a ser adoptada. La mayoría de los casos, por presentar multiplicidad de factores, se podrá beneficiar del trata­miento médico y psicológico, coligado al recurso del tratamiento espiritual (Santos, 1991).
 
Referencia Bibliográfica
Santos, Jorge Andréa dos. Psicología Espírita. Río de Janeiro: Soc. Ed. Espiritualista F. V. Lorenz, 1991.


[i] Depositar es un término técnico usado en la psicología y en el psicoanálisis, con el significado de colocar y dejar un determinado contenido en algo o alguien. Es un concepto ligado a la proyección de un contenido psíquico interno a un objeto externo. Aquí, ese término es tomado prestado para describir un proceso energético dinámico.

Adalberto Ricardo Pessoa
Psicólogo Clínico y Analista Junguiano y Transpesonal formado por la USP, Miembro de la Asociación Brasileña de Psicólogos Espíritas (ABRAPE)

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