Reflexionemos algo más sobre el asunto de la justicia de Dios y sus consecuencias.
Como ya hemos dicho Dios para ser Dios tiene que ser ilimitado en todas sus perfecciones, si no lo fuera en una sola cosa, no sería Dios, porque entonces existe la posibilidad de que otro ser, sea más ilimitado y éste sería Dios.
Por tanto, del punto de vista de la justicia, Dios es lo Justo por excelencia, o mejor, Dios es la propia Justicia en su grado máximo.
De este modo respondamos algunas preguntas bajo la óptica de la unicidad, y después, de la pluralidad de las existencias.
Como ya hemos dicho Dios para ser Dios tiene que ser ilimitado en todas sus perfecciones, si no lo fuera en una sola cosa, no sería Dios, porque entonces existe la posibilidad de que otro ser, sea más ilimitado y éste sería Dios. Por tanto, del punto de vista de la justicia, Dios es lo Justo por excelencia, o mejor, Dios es la propia Justicia en su grado máximo.
De este modo respondamos a continuación algunas preguntas bajo la óptica de la unicidad, y después, de la pluralidad de las existencias.
Si nuestra conducta en una solos y única vida es lo que definirá nuestra suerte futura, si tormento o gracia eterna, ¿cómo deberá ser evaluado aquel que tiene mayores facilidades en relación al que sólo tiene dificultades en su vida? Nuestro mundo es un mundo de contradicciones, asi tenemos aquellos que tienen plena salud, otros que pasan toda su vida luchando con varias especies de dolencias, a veces preso en el lecho durante toda su encarnación. Unos tienen gran poder económico, otros están totalmente desprovistos de recursos. Existen además aquellos que no tienen la mínima oportunidad de estudiar y adquirir conocimientos, otros frecuentan las mejores escuelas consiguiendo los mayores destaques.
Podemos aún preguntarnos sobre los niños que desencarnan en la más tierna edad sin tener la oportunidad de mostrarse ni buenas ni malas. ¿Tendrian ellos el cielo sin ningún esfuerzo de progreso moral, o estarían destinadas al infierno sin mayores merecimientos?
Cualquier ser humano que tenga un poco de buen sentido percibe que de acuerdo con la propuesta de una vida única, todo esto suena como una gran injusticia.Siendo Dios la Soberana Justicia, ¿estaría todo eso de acuerdo con Sus propósitos superiores? Creemos que no. Y si la ley de las existencias múltiples en el análisis y todo queda de acuerdo con la justicia De aquel que es todo Poder. Cualquier situación de carencia actual, denota un anterior mal uso de determinado recurso; las posibilidades que tenemos son oportunidades de fijación de una virtud a través de la buena utilización de las mismas. Esa es la Ley. Ley que está en pleno acuerdo con la moral, Ley que muestra la grandeza del Creador y nos descortina toda su Sabiduría.
Veamos ahora otra pregunta. ¿Por qué todo eso es necesario? ¿Por qué tiene el espíritu tras una dura existencia que volver nuevamente a habitar un vestido físico reiniciando siempre?
Allan Kardec pregunta a los espíritus sobre esto y ellos informan que al no conseguir el espíritu alcanzar la perfección en una sola existencia, reencarna tantas otras veces cuantas fueren necesarias para alcanzar ese objetivo.
Podríamos insistir en la pregunta, ¿por qué es necesario este modelo, no podríamos evolucionar en el plano espiritual sin necesitad de volver al cuerpo físico? Los espíritus responden a Kardec que no, es necesario que haya nuevamente la encarnación, o sea, el regreso a la vida física.
Hay una explicación dada por Pietro Ubaldi (filósofo italiano autor del libro "La Grande Síntesis"), basada en el conocido concepto místico de la "CAÍDA de los ángeles" . Pero Ubaldi dice la creación original de Dios es puramente espiritual y que todo lo que se conoce como creación: materia, espacio, tiempo y formas surgió debido a esa CAÍDA, causada por la insubordinación
de muchos espíritus. Y a partir de ahí el espíritu se aprisionó en la materia, debiendo entonces realizar su regreso al estado "original", lo cual se da por la evolución.
viernes, 29 de octubre de 2010
lunes, 18 de octubre de 2010
OBSERVACIONES SOBRE LA REENCARNAiÓN (Parte1)
La reencarnación es una es una creencia antigua de la humanidad, no fue el Espiritismo ni los espíritas que la inventaron pues desde todos los tiempos se ha tenido la intuición de su realidad.
Entre los orientales, el Bhagavad Gita, el Tao te King y el Libro Tibetano de los Muertos ya la divulgaban; en Grecia tenemos en Platón, en Pitágoras, entre otros, la misma idea palingenésica. La misma creencia existía entre los egipcios, y entre los descendientes del pueblo hebreo en el tiempo del Antiguo Testamento había defensores de la idea de la pluralidad de las existencias.
Sin embargo, todas esas creencias veían la idea del retorno del espíritu al mundo físico de una forma incomprensible, muy vaga. Fue con el advenimiento del Espiritismo que el tema fue estudiado con claridad, con lógica y con rigor científico, Y ha sido por ello que el Espiritismo, entre los occidentales, es considerado como el mayor divulgador de la idea reencarnacionista.
Se puede decir con mucha seguridad que no se pueden considerar las interrogantes máximas y últimas de la vida si no tuviéramos la reencarnación como certeza absoluta, y hasta la idea de Dios se torna reducida si no adoptamos la pluralidad de las existencias como ley universal.
Se podrá decir que estamos radicalizando, pero no lo estamos, y pretendemos, con lógica y buen sentido, discurrir aquí sobre el tema de tal forma que no quede duda sobre el asunto.
Como punto inicial se puede decir, en cuanto a la existencia del alma, que hay básicamente dos hipótesis al respecto: su existencia y su no existencia.
Los que defienden la no existencia del alma, o los que consideran que todo acaba al terminar esta vida física son los materialistas, y a estos no nos dirigiremos en este momento, no nos ocuparemos de esa hipótesis por no ser el objetivo de este texto convencer a nadie de la idea espiritualista.
Los que aceptan la existencia del alma y su sobrevivencia tras la muerte son los espiritualistas y es a estos a quien nos dirigimos sin pretensión alguna de hacer proselitismo o de convencer a nadie sobre nuestras ideas filosóficas. Lo que queremos es evaluar entre las posibles ideas sobre la vida futura, cuál es la más lógica y la que prima por el mayor buen sentido.
Teniendo como base la sobrevivencia del alma tras el fenómeno que denominamos muerte, podemos decir que sólo existen dos hipótesis a ser evaluadas, son ellas la de la unicidad de la existencia, y la de la pluralidad de las vidas, lo que se da con la hipótesis de la reencarnación.
Los que defienden la primera posibilidad afirman que Dios crea las almas en el momento de la fecundación, que ellas tienen una vida en la Tierra a partir del nacimiento y que después de la muerte siguen, de acuerdo con lo que hubieren hecho, hacia un tormento eterno o hacia un gozo eterno.
Existen dos objeciones que deben ser meditadas porque rinden imposible la idea de la unicidad de la existencia.
La primera tiene que ver con la poca consideración que los defensores de esta idea tienen de Dios. Dios según cualquier religión que en Él cree es Omnipotente, Omnipresente, Todo Sabio, y detentor de todas las perfecciones; si Dios fuese imprevisor o imperfecto en cualquier área que sea, ya no es Dios. Si Dios crease el alma en el exacto momento de la fecundación perdería Él uno de sus atributos dejando así de ser Omnipotente, pues para crear un alma dependería de la pareja humano que lo ayudaría, o sea, si a la hora precisa surgiese cualquier problema a la pareja y no conservaran su relación, habría un acto fallido y Dios tendría que aplazar aquella creación por simple falta de prevención. En este caso, los seres humanos tendrían tanta importancia en la creación de un alma como el mismo Dios, pues Dios estaría siempre en dependencia de aquellos. ¿Es eso lógico? ¿Seria eso posible?
La otra objeción a esta idea esta centrada en la ley de causa y efecto. Postula nuestra ciencia, que para todo efecto debe existir una causa anterior. Dice el buen sentido que causa y efecto deben tener una relación que los ligue. Así, una causa inteligente genera un efecto inteligente; una causa finita, un efecto finito y así por delante.
Pero una existencia física por mayor que sea tiene un tiempo determinado, o sea un día se acaba. Es imposible, de este modo, que una causa finita (vida física) genere un efecto infinito (eternidad). No puede un corto espacio de tiempo determinar una consecuencia interminable, sea ella buena o mala.
Creemos que estos argumentos ya prueban la imposibilidad de la unicidad de la existencia por falta de argumentación lógica, sin embargo, vamos a analizar otras situaciones.
Otra asunto a ser analizado es el de las aptitudes innatas. De acuerdo con la teoría de la unicidad de la existencia, el alma es creada en el momento de la fecundación, Ahí surge una gran duda, ¿si son creadas por Dios de esta forma, por qué tanta diversidad entre las mismas? ¿Por qué tienen los espíritus de muchos niños aptitudes tan diversas aun habiendo recibido la misma educación y procediendo de los mismos padres? Algunas tienen gran tendencia para el arte, revelándose a veces grandes genios, otras para la ciencia, otras para los servicios manuales etc.. Existen niños que desde pequeños revelan ser portadores de gran maldad, mientras otras son muy bondadosas, todo eso a despecho de la educación que recibieran o de las virtudes o defectos de sus padres.
No hay duda alguna de que estas almas son muy diferentes. Y si así son, de acuerdo con la teoría de la creación del alma cuando nace, ¿por qué Dios las creó diferentes? ¿No seria un gran error del Creador? ¿No sería también una gran injusticia dar a unos mayores posibilidades que a otros? Máxime cuando después se exige que todos tengan que ser virtuosos del mismo modo para que puedan alcanzar una eternidad gloriosa. ¿Será que aquel que tiene tendencias para los vicios no tendrá más dificultades que aquel que desde pequeñito demuestra ser un alma virtuosa?
Frente a la posibilidad de la existencia única estas son interrogantes insolubles, pero si consideramos los mismos problemas bajo la óptica de las existencias múltiples todo queda más fácilmente comprensible y lógico.
Los Espíritus que demuestran sabiduría desde nuevos, son aquellos que ya trabajaran estos conocimientos en vidas anteriores; el portador de virtudes es el que ya se depuró y realizó la reforma moral anteriormente, mientras que el que tiene tendencias hacia los vicios todavía precisa disponerse a realizar la misma transformación.
Del mismo modo que hay personas maduras y otras inmaduras, hay entre los espíritus los que tienen más madurez espiritual y los que son más atrasados en su proceso evolutivo, hay también almas infantiles y almas maduras.
Todo eso queda muy claro si analizamos los hechos a la luz de la teoría reencarnacionista.
Repetimos que no es nuestra intención convencer a nadie, sino apenas analizar la cuestión de forma lógica. No estamos usando argumentos religiosos de una forma específica, ni la opinión de guías ligados a ninguna creencia particular, partimos apenas del principio de la existencia de Dios, del alma y de su inmortalidad, temas esos comunes a todas las religiones.
Entre los orientales, el Bhagavad Gita, el Tao te King y el Libro Tibetano de los Muertos ya la divulgaban; en Grecia tenemos en Platón, en Pitágoras, entre otros, la misma idea palingenésica. La misma creencia existía entre los egipcios, y entre los descendientes del pueblo hebreo en el tiempo del Antiguo Testamento había defensores de la idea de la pluralidad de las existencias.
Sin embargo, todas esas creencias veían la idea del retorno del espíritu al mundo físico de una forma incomprensible, muy vaga. Fue con el advenimiento del Espiritismo que el tema fue estudiado con claridad, con lógica y con rigor científico, Y ha sido por ello que el Espiritismo, entre los occidentales, es considerado como el mayor divulgador de la idea reencarnacionista.
Se puede decir con mucha seguridad que no se pueden considerar las interrogantes máximas y últimas de la vida si no tuviéramos la reencarnación como certeza absoluta, y hasta la idea de Dios se torna reducida si no adoptamos la pluralidad de las existencias como ley universal.
Se podrá decir que estamos radicalizando, pero no lo estamos, y pretendemos, con lógica y buen sentido, discurrir aquí sobre el tema de tal forma que no quede duda sobre el asunto.
Como punto inicial se puede decir, en cuanto a la existencia del alma, que hay básicamente dos hipótesis al respecto: su existencia y su no existencia.
Los que defienden la no existencia del alma, o los que consideran que todo acaba al terminar esta vida física son los materialistas, y a estos no nos dirigiremos en este momento, no nos ocuparemos de esa hipótesis por no ser el objetivo de este texto convencer a nadie de la idea espiritualista.
Los que aceptan la existencia del alma y su sobrevivencia tras la muerte son los espiritualistas y es a estos a quien nos dirigimos sin pretensión alguna de hacer proselitismo o de convencer a nadie sobre nuestras ideas filosóficas. Lo que queremos es evaluar entre las posibles ideas sobre la vida futura, cuál es la más lógica y la que prima por el mayor buen sentido.
Teniendo como base la sobrevivencia del alma tras el fenómeno que denominamos muerte, podemos decir que sólo existen dos hipótesis a ser evaluadas, son ellas la de la unicidad de la existencia, y la de la pluralidad de las vidas, lo que se da con la hipótesis de la reencarnación.
Los que defienden la primera posibilidad afirman que Dios crea las almas en el momento de la fecundación, que ellas tienen una vida en la Tierra a partir del nacimiento y que después de la muerte siguen, de acuerdo con lo que hubieren hecho, hacia un tormento eterno o hacia un gozo eterno.
Existen dos objeciones que deben ser meditadas porque rinden imposible la idea de la unicidad de la existencia.
La primera tiene que ver con la poca consideración que los defensores de esta idea tienen de Dios. Dios según cualquier religión que en Él cree es Omnipotente, Omnipresente, Todo Sabio, y detentor de todas las perfecciones; si Dios fuese imprevisor o imperfecto en cualquier área que sea, ya no es Dios. Si Dios crease el alma en el exacto momento de la fecundación perdería Él uno de sus atributos dejando así de ser Omnipotente, pues para crear un alma dependería de la pareja humano que lo ayudaría, o sea, si a la hora precisa surgiese cualquier problema a la pareja y no conservaran su relación, habría un acto fallido y Dios tendría que aplazar aquella creación por simple falta de prevención. En este caso, los seres humanos tendrían tanta importancia en la creación de un alma como el mismo Dios, pues Dios estaría siempre en dependencia de aquellos. ¿Es eso lógico? ¿Seria eso posible?
La otra objeción a esta idea esta centrada en la ley de causa y efecto. Postula nuestra ciencia, que para todo efecto debe existir una causa anterior. Dice el buen sentido que causa y efecto deben tener una relación que los ligue. Así, una causa inteligente genera un efecto inteligente; una causa finita, un efecto finito y así por delante.
Pero una existencia física por mayor que sea tiene un tiempo determinado, o sea un día se acaba. Es imposible, de este modo, que una causa finita (vida física) genere un efecto infinito (eternidad). No puede un corto espacio de tiempo determinar una consecuencia interminable, sea ella buena o mala.
Creemos que estos argumentos ya prueban la imposibilidad de la unicidad de la existencia por falta de argumentación lógica, sin embargo, vamos a analizar otras situaciones.
Otra asunto a ser analizado es el de las aptitudes innatas. De acuerdo con la teoría de la unicidad de la existencia, el alma es creada en el momento de la fecundación, Ahí surge una gran duda, ¿si son creadas por Dios de esta forma, por qué tanta diversidad entre las mismas? ¿Por qué tienen los espíritus de muchos niños aptitudes tan diversas aun habiendo recibido la misma educación y procediendo de los mismos padres? Algunas tienen gran tendencia para el arte, revelándose a veces grandes genios, otras para la ciencia, otras para los servicios manuales etc.. Existen niños que desde pequeños revelan ser portadores de gran maldad, mientras otras son muy bondadosas, todo eso a despecho de la educación que recibieran o de las virtudes o defectos de sus padres.
No hay duda alguna de que estas almas son muy diferentes. Y si así son, de acuerdo con la teoría de la creación del alma cuando nace, ¿por qué Dios las creó diferentes? ¿No seria un gran error del Creador? ¿No sería también una gran injusticia dar a unos mayores posibilidades que a otros? Máxime cuando después se exige que todos tengan que ser virtuosos del mismo modo para que puedan alcanzar una eternidad gloriosa. ¿Será que aquel que tiene tendencias para los vicios no tendrá más dificultades que aquel que desde pequeñito demuestra ser un alma virtuosa?
Frente a la posibilidad de la existencia única estas son interrogantes insolubles, pero si consideramos los mismos problemas bajo la óptica de las existencias múltiples todo queda más fácilmente comprensible y lógico.
Los Espíritus que demuestran sabiduría desde nuevos, son aquellos que ya trabajaran estos conocimientos en vidas anteriores; el portador de virtudes es el que ya se depuró y realizó la reforma moral anteriormente, mientras que el que tiene tendencias hacia los vicios todavía precisa disponerse a realizar la misma transformación.
Del mismo modo que hay personas maduras y otras inmaduras, hay entre los espíritus los que tienen más madurez espiritual y los que son más atrasados en su proceso evolutivo, hay también almas infantiles y almas maduras.
Todo eso queda muy claro si analizamos los hechos a la luz de la teoría reencarnacionista.
Repetimos que no es nuestra intención convencer a nadie, sino apenas analizar la cuestión de forma lógica. No estamos usando argumentos religiosos de una forma específica, ni la opinión de guías ligados a ninguna creencia particular, partimos apenas del principio de la existencia de Dios, del alma y de su inmortalidad, temas esos comunes a todas las religiones.
lunes, 30 de agosto de 2010
SALUD y ANATOMÍA DEL CUERPO ESPIRITUAL
Para facilitar una visión más clara del mecanismo de la encarnación, y también de todos los fenómenos espirituales, inicialmente se hace necesario estudiar detenidamente el cuerpo espiritual.
Cuando las entidades espirituales se nos hacen visibles, sea por la simple videncia mediúmnica, sea por el fenómeno de la materialización ectoplasmática, observamos que ellas poseen un cuerpo semejante a nuestro cuerpo físico. Por otro lado, los espíritus nos dicen que nosotros somos los que poseemos un cuerpo semejante al de ellos.
En el fenómeno de materialización, tan estudiado por el famoso físico inglés William Crookes y por el premio Nóbel de Medicina y Fisiología, Charles Richet, los Espíritus se hacen visibles y palpables a todos los presentes en la sesión de estudios. Son percibidos y tocados en sus cuerpos espirituales.
Innegable es, sin duda, que existen, en otras partes, fraudes conscientes e inconscientes; sin embargo, la alta frecuencia de los fenómenos, bien como el elevado nivel cultural y ético de las personas seriamente envueltas en determinados casos atestiguan su realidad.
Aunque la esencia espiritual no tenga forma, pues es el principio inteligente, los Espíritus poseen un cuerpo espiritual anatómicamente definido y con una fisiología propia de la dimensión extra-física.
En los planos espirituales sabemos, por incontables médiums confiables como Francisco Cándido Xavier (Chico) y Divaldo Pereira Franco, sobre la maravillosa organización de las comunidades sociales que los espíritus constituyen, a veces parecidas a las terrestres.
La energía cósmica universal o fluido cósmico que baña o pernea todo el universo es la materia-prima que o comando mental de los Espíritus utiliza para a constitución de los objetos por eles manoseados. A este respecto, encontramos informaciones más detalladas reunidas por Kardec en "El Libro de los Médiums", en el capítulo - Del Laboratorio del Mundo Invisible-. El cuerpo de los Espíritus, ya mencionado por el apóstol Pablo y conocido en las diversas religiones con los más diferentes nombres, tales como periespíritu, cuerpo astral, psicosoma y otros, es también materia. El periespíritu está constituido de un tipo especial de materia derivada del fluido cósmico universal. Así nos informan las entidades espirituales.
El cuerpo espiritual se presenta moldeable conforme las emociones mentales del Espíritu. Cada Espíritu presenta su periespíritu con aspecto correspondiente a su estado psíquico. La mayor elevación intelecto-moral determina como consecuencia una sutilización del propio cuerpo espiritual.
En contrapartida, los Espíritus cuyas vibraciones mentales son inferiores determinan, inconscientemente, que su cuerpo espiritual se presente más denso opaco y oscurecido, no teniendo la irradiación luminosa de los primeros.
Conforme se tiene noticia a través de incontables autores espirituales, el periespíritu se presenta estructurado por aparatos o sistemas que constituidos de órganos; estos órganos son formados por tejidos que, por su vez, son constituidos por células.
Según referencias encontradas en las obras de Gustavo Geley y Jorge Andrea, las células de cuerpo espiritual, en nivel más profundo, están estructuradas por moléculas que están constituidas por átomos. Los átomos del periespíritu son formados por elementos químicos conocidos nuestros, además de otros desconocidos del hombre encarnado. Elementos antes del hidrógeno y más allá del uranio, que en la Tierra representan los limites de la materia atómica conocida.
Los átomos y moléculas que constituyen las células del periespíritu poseen una energía cinética propia que es la fuerza determinante de su vibración constante. Cuanto más evolucionada la entidad espiritual mayor la velocidad con que vibran los átomos del periespíritu.
De la misma forma, conforme el adelanto moral del Espíritu, mayor el la distancia entre las moléculas que componen el periespíritu, por su vibración, de ahí la menor densidad de su cuerpo espiritual.
Una analogía: el agua en estado líquido cuando hervida se transforma en vapor por la mayor energía cinética de sus moléculas, determinando una separación entre ellas debida a la vibración más intensa que pasan a tener.
En este ejemplo simple podemos mentalizar el porqué de la liviandad del cuerpo espiritual de las entidades cuyo patrón vibratorio es más elevado.
En el libro "Mecanismos de la Mediumnidad", de André Luiz, psicografiado por Francisco Cándido Xavier, encontramos elementos complementarios sobre esta información.
Espíritus de alta jerarquía moral poseen vibraciones de alta frecuencia, o sea, las ondas que emiten o irradian son "finas" o de pequeño largo de onda. Las energías emanadas por las vibraciones de las moléculas periespirituales se interpretan también por una irradiación luminosa con colores típicos.
Los Espíritus son vistos por los videntes o descritos en las obras psicografiadas emitiendo colores y tonos bastante peculiares a su grado de adelanto.
Cuanto más primitiva sea la entidad espiritual, más oscuros los tonos de los colores y más opacos. A medida que ascienden a grados más elevados en la escala del progreso, pasan a emitir una luminosidad, por la postura mental adoptada, debido a situaciones momentáneas, las vibraciones se aceleran o se desaceleran, determinando modificaciones en la estructura del cuerpo espiritual, y todo el conjunto se altera.
Ejemplos prácticos de modificaciones profundas y graves, en el capítulo de las patologías del cuerpo astral, serían los casos descritos como de zoantropía o licantropía. En esas situaciones las formas periespirituales se animalizan por la postura de odio recalcitrante u otros sentimientos inferiores, deformantes del cuerpo espiritual. Se denomina como zoantropía (zoo = animal y anthropos = hombre ) a los casos donde el cuerpo espiritual por la deformación progresiva pasa a asemejarse a un animal. Licantropía (lican=lobo y anthropos = hombre) a los casos donde el cuerpo espiritual por la alteración degenerativa de la forma pasa a recordar la figura de un lobo, lo que nos hace recordar la leyenda del hombre-lobo que talvez tenga origen en el hecho de, por el fenómeno de la videncia mediúmnica, hayan sido vistos espíritus con este tipo de deformidad anatómica en su cuerpo astral .
Naturalmente que estas deformidades son transitorias y relativas al tiempo en que la entidad espiritual se mantiene en la actitud mental de odio.
El tratamiento reparador de estas deformidades se efectúa con una adecuada energización de los Espíritus como hemos observado en las tareas mediúmnicas de que participamos. Osamos, inclusive, a crear el vocablo "periespiritoplastía" para designar la recuperación anatómica que observamos en las entidades tratadas y recuperadas en su aspecto en los grupos mediúmnicos. Tanto energías del plano extra-físico, de la naturaleza como el ectoplasma formó parte de la materia prima utilizada por nosotros y por los mentores espirituales que nos asisten.
Ricardo Di Bernardi
http://www.espirito.org.br/
(Traducido del portugués)
Cuando las entidades espirituales se nos hacen visibles, sea por la simple videncia mediúmnica, sea por el fenómeno de la materialización ectoplasmática, observamos que ellas poseen un cuerpo semejante a nuestro cuerpo físico. Por otro lado, los espíritus nos dicen que nosotros somos los que poseemos un cuerpo semejante al de ellos.
En el fenómeno de materialización, tan estudiado por el famoso físico inglés William Crookes y por el premio Nóbel de Medicina y Fisiología, Charles Richet, los Espíritus se hacen visibles y palpables a todos los presentes en la sesión de estudios. Son percibidos y tocados en sus cuerpos espirituales.
Innegable es, sin duda, que existen, en otras partes, fraudes conscientes e inconscientes; sin embargo, la alta frecuencia de los fenómenos, bien como el elevado nivel cultural y ético de las personas seriamente envueltas en determinados casos atestiguan su realidad.
Aunque la esencia espiritual no tenga forma, pues es el principio inteligente, los Espíritus poseen un cuerpo espiritual anatómicamente definido y con una fisiología propia de la dimensión extra-física.
En los planos espirituales sabemos, por incontables médiums confiables como Francisco Cándido Xavier (Chico) y Divaldo Pereira Franco, sobre la maravillosa organización de las comunidades sociales que los espíritus constituyen, a veces parecidas a las terrestres.
La energía cósmica universal o fluido cósmico que baña o pernea todo el universo es la materia-prima que o comando mental de los Espíritus utiliza para a constitución de los objetos por eles manoseados. A este respecto, encontramos informaciones más detalladas reunidas por Kardec en "El Libro de los Médiums", en el capítulo - Del Laboratorio del Mundo Invisible-. El cuerpo de los Espíritus, ya mencionado por el apóstol Pablo y conocido en las diversas religiones con los más diferentes nombres, tales como periespíritu, cuerpo astral, psicosoma y otros, es también materia. El periespíritu está constituido de un tipo especial de materia derivada del fluido cósmico universal. Así nos informan las entidades espirituales.
El cuerpo espiritual se presenta moldeable conforme las emociones mentales del Espíritu. Cada Espíritu presenta su periespíritu con aspecto correspondiente a su estado psíquico. La mayor elevación intelecto-moral determina como consecuencia una sutilización del propio cuerpo espiritual.
En contrapartida, los Espíritus cuyas vibraciones mentales son inferiores determinan, inconscientemente, que su cuerpo espiritual se presente más denso opaco y oscurecido, no teniendo la irradiación luminosa de los primeros.
Conforme se tiene noticia a través de incontables autores espirituales, el periespíritu se presenta estructurado por aparatos o sistemas que constituidos de órganos; estos órganos son formados por tejidos que, por su vez, son constituidos por células.
Según referencias encontradas en las obras de Gustavo Geley y Jorge Andrea, las células de cuerpo espiritual, en nivel más profundo, están estructuradas por moléculas que están constituidas por átomos. Los átomos del periespíritu son formados por elementos químicos conocidos nuestros, además de otros desconocidos del hombre encarnado. Elementos antes del hidrógeno y más allá del uranio, que en la Tierra representan los limites de la materia atómica conocida.
Los átomos y moléculas que constituyen las células del periespíritu poseen una energía cinética propia que es la fuerza determinante de su vibración constante. Cuanto más evolucionada la entidad espiritual mayor la velocidad con que vibran los átomos del periespíritu.
De la misma forma, conforme el adelanto moral del Espíritu, mayor el la distancia entre las moléculas que componen el periespíritu, por su vibración, de ahí la menor densidad de su cuerpo espiritual.
Una analogía: el agua en estado líquido cuando hervida se transforma en vapor por la mayor energía cinética de sus moléculas, determinando una separación entre ellas debida a la vibración más intensa que pasan a tener.
En este ejemplo simple podemos mentalizar el porqué de la liviandad del cuerpo espiritual de las entidades cuyo patrón vibratorio es más elevado.
En el libro "Mecanismos de la Mediumnidad", de André Luiz, psicografiado por Francisco Cándido Xavier, encontramos elementos complementarios sobre esta información.
Espíritus de alta jerarquía moral poseen vibraciones de alta frecuencia, o sea, las ondas que emiten o irradian son "finas" o de pequeño largo de onda. Las energías emanadas por las vibraciones de las moléculas periespirituales se interpretan también por una irradiación luminosa con colores típicos.
Los Espíritus son vistos por los videntes o descritos en las obras psicografiadas emitiendo colores y tonos bastante peculiares a su grado de adelanto.
Cuanto más primitiva sea la entidad espiritual, más oscuros los tonos de los colores y más opacos. A medida que ascienden a grados más elevados en la escala del progreso, pasan a emitir una luminosidad, por la postura mental adoptada, debido a situaciones momentáneas, las vibraciones se aceleran o se desaceleran, determinando modificaciones en la estructura del cuerpo espiritual, y todo el conjunto se altera.
Ejemplos prácticos de modificaciones profundas y graves, en el capítulo de las patologías del cuerpo astral, serían los casos descritos como de zoantropía o licantropía. En esas situaciones las formas periespirituales se animalizan por la postura de odio recalcitrante u otros sentimientos inferiores, deformantes del cuerpo espiritual. Se denomina como zoantropía (zoo = animal y anthropos = hombre ) a los casos donde el cuerpo espiritual por la deformación progresiva pasa a asemejarse a un animal. Licantropía (lican=lobo y anthropos = hombre) a los casos donde el cuerpo espiritual por la alteración degenerativa de la forma pasa a recordar la figura de un lobo, lo que nos hace recordar la leyenda del hombre-lobo que talvez tenga origen en el hecho de, por el fenómeno de la videncia mediúmnica, hayan sido vistos espíritus con este tipo de deformidad anatómica en su cuerpo astral .
Naturalmente que estas deformidades son transitorias y relativas al tiempo en que la entidad espiritual se mantiene en la actitud mental de odio.
El tratamiento reparador de estas deformidades se efectúa con una adecuada energización de los Espíritus como hemos observado en las tareas mediúmnicas de que participamos. Osamos, inclusive, a crear el vocablo "periespiritoplastía" para designar la recuperación anatómica que observamos en las entidades tratadas y recuperadas en su aspecto en los grupos mediúmnicos. Tanto energías del plano extra-físico, de la naturaleza como el ectoplasma formó parte de la materia prima utilizada por nosotros y por los mentores espirituales que nos asisten.
Ricardo Di Bernardi
http://www.espirito.org.br/
(Traducido del portugués)
sábado, 26 de junio de 2010
EL PROGRESO Y LOS VALORES
Una de las críticas más frecuentes al progreso, a las mutaciones sociales y humanas, es que en esos cambios, los valores morales parecen ser despreciados. De hecho, en las mutaciones del comportamiento, los períodos de transición son penosos, a veces de difícil comprensión. De un modo general, los valores funcionan para la mayoría como freno a las manifestaciones del egoísmo y de los desajustes personales. Por eso, las sociedades han establecido, a lo largo del tiempo, ordenaciones y reglas, algunas de las cuales acaban por crear un clima perverso, de castración e inhibición de la espontaneidad.
Cuando las mutaciones debilitan las reglas y derrumban las normas, los valores reales ciertamente persisten en la mayoría, aunque de forma reacia por muchos. Todavía, las personas, cuyos desequilibrios interiores son mas acentuados, principalmente en el campo de la sexualidad y de la corrupción, se sienten con la voluntad para derrumbar “tabúes”, de forma desatinada.
Esa minoría activa asume actitudes de desagregación moral que es tolerada por la mayoría, por un largo tiempo, por ser porta-estandarte de reivindicaciones personales ocultas e inhibidas. Esos trastornados agitadores de la moral y de los costumbres, hacen el papel de desbloqueadores, mas producen, también, inseguridad, ultrapasan límites mínimos y alcanzan a la dignidad y la seguridad de la mayoría. Comienza entonces la reacción y se llega, casi siempre, a algún equilibrio o por lo menos se oponen barreras al curso avasallador del desatino. Tratando del asunto, El Libro de los Espíritus es bastante sabio. Dice que el progreso intelectual generalmente precede al progreso moral. Según el texto, la inteligencia daría al hombre mayor discernimiento entre el bien y el mal y de eso resultarían modificaciones de procedimientos y expectativas.
El presente afronta problemas, heredados del pasado y pervertidos por el deseo generalizado de poder y de ganancia, de se sobrepone a los otros. Existe una tendencia egoísta en la mayoría. Grupos que se arraigan del poder acaban generando situaciones caóticas y promoviendo rebeldía por los prejuicios que causan. Aún así, el progreso se hace. Todo gira en torno del hombre, dando razón al sofisma de que el hombre es la medida de todas las cosas. El progreso tecnológico y el científico agitan el mundo e introducen nuevos comportamientos, trastornan la economía, desemplean personas y benefician las demás.
¿Cómo parar ese torrente de nuevos caminos diseñados por la tecnología avasalla¬dora? Muchas personas, apegadas a una forma de entender o suponer entender la divini¬dad, protestan contra la aparente indiferencia de Dios, delante de los espectáculos lamentables y abusos intolerables que sofocan las criaturas. Todavía, si nos libráramos del dios Jehová e intentáramos comprender la divinidad bajo una nueva luz, veremos que la mano de Dios permanece dirigiendo la humanidad, lo que puede ser comprobado por las sucesivas y renovadas épocas, momentos y hechos históricos que, como la ley del progre¬so, estallan cambiando rumbos, derrumbando el “edificio carcomido”.
Históricamente, Kardec proyectó el Espiritismo para soportar la ley del progreso, no fue por otros motivos, por simple coherencia con las lecciones de El Libro de los Espíritus. Su maestría fue crear un método de evolución del pensamiento doctrinario, sin que el Espiritismo perdiese sus bases y se confundiese delante de las variadas propuestas de cambios, sin bases y sin fundamentos.
Extraido de un artículo de Jaci Régis publicado originalmente en el periódico Abertura, de Santos, en mayo de 1999.
miércoles, 23 de junio de 2010
LA ERA DEL ESPÍRITU
Era = periodo largo que principia con un hecho sobresaliente que da origen a un nuevo orden de cosas. (era de la imprenta, de la radio, espacial). se establecen cambios importantes, necesidades y aspiraciones.
Cambios en la física: la materia pierde su sustancialidad y los componentes del universo pasan a ser energía e intención.
Las investigaciones buscan la conección entre la ciencia y la espiritualidad.
Se estudia el pase, el poder de la oración, se fotografía el aura, las personas con dedo verde, premoniciones, visiones, comunicación con espíritus, contactos con deidades o familiares muertos, recuerdos detallados de otras vidas, telepatía.
En fin, se abre la atmósfera de lo sobrenatural y se encaran hechos mas sutiles. La ciencia da cuenta de la existencia de campos organizadores y de una conciencia grabada en lo íntimo de las partículas que componen los átomos y los encamina hacia combinaciones y evolución.
Es la idea de san Agustín del espíritu inmanente. nada milagroso, nada soplado de afuera de repente, sino la inscripción, la programación mutable, dentro de ciertos límites, inscrita en el campo organizador de cada cosa. creciendo, perfeccionándose en su complejidad.
En occidente se observa: los fenómenos de Hydesville, su difusión en Europa, su estudio en 1869 por 36 miembros de la sociedad dialéctica de Londres. entre ellos Cromwell Varley, Russell Wallace y el premiado William Crookes.
A partir de ahí Allan Kardec realiza el primer estudio sistemático de la naturaleza y origen de los espíritus y los mecanismos de comunicación con nosotros. aplica el método científico al estudio de la mediumnidad.
Así el puente entre la espiritualidad y la ciencia va siendo construido. De un lado científicos abiertos a lo nuevo sin miedo de romper paradigmas establecidos y del otro religiosos y/o investigadores del espíritu capaces de entender que el conocimiento por la razón se debe sobreponerse a la fe-ciega.
O sea, caen los dogmas de los dos lados — ciencia y fe— y surge un conocimiento capaz de contemplar la integralidad del hombre, que va más allá de la materialidad y de conceptos imprecisos que atribuyen todo a un inconsciente muy ampliado que resbala hacia entidades sin identidad.
¿Por qué ahora esos conceptos del siglo XIX comienzan a ser aceptados? ¿Por qué también ahora los conceptos de la física cuántica, también del siglo XIX, se volvieron un paradigma?
— Porque hay entre ellos una estrecha relación de madurez.
martes, 22 de junio de 2010
INDUCCIÓN MENTAL
por Nubor Orlando Facure (Brasil)
Inducción, en términos electrónicos, consiste en la transmisión de una energía electromagnética entre dos cuerpos sin que haya contacto entre ellos. Este fenómeno ocurre por conjugación de ondas a través de un flujo de energía que es transmitido de un cuerpo a otro. En el campo mental el proceso es idéntico.
Existe una corriente de ondas susceptibles de reproducir sus propias características sobre otra corriente mental que pasa a sintonizar con ella.
Expresando cualquier pensamiento que sustentamos, estamos induciendo los otros a pensar como nosotros. La aceptación que los otros hacen de nuestras ideas es cuestión de sintonía.
Por otro lado, al sentir una idea, absorbemos y pasamos a reflejar todas las corrientes mentales que se asemejan a esa idea, comulgando los mismos propósitos.
Por tanto, nuestras ideas y convicciones nos ligan compulsóriamente a todas las mentes que piensan como nosotros y, cuanto mayor nuestra insistencia en sustentar una idea o una opinión, más nos fijamos a las corrientes mentales de las personas que sienten y piensan como nosotros y que sustentan las mismas opiniones.
miércoles, 20 de enero de 2010
LA ÉTICA ESPÍRITA
No debe ser restringida a la moral común, oriunda del contexto social histórico y tampoco a la moral religiosa, por ser resultante de sus conceptos fundamentales:
Existencia de Dios; ley de causa y efecto; evolución del alma por vía de la reencarnación; intercambio inevitable, aparente o velado, con entidades de un universo paralelo: los Espíritus.
No puede ella sedimentarse sobre elementos extra-mentales, como postulan las diversas corrientes materialistas y religiosas. A pesar de reconocer la validez parcial de la importante contribución de la Sociología y la Psicología, la Moral Espírita está fundamentada en el Libre Albedrío.
Aunque adopta la moral de Jesús, no tiene afinidad con el religiosismo beato y tampoco es compatible con el cientifismo craso. Es este el aspecto principal de su originalidad. No se concentra en las relaciones interpersonales, sino en el substrato del sentimiento implícito en las mismas.
No pretende ser un grillete aprisionándonos a las circunstancias rutinarias, sino un instrumento de liberación para que cada cual asuma su independencia de conciencia y escoja su propio destino inmediato. Por lo cual se necesita respetar el derecho de los demás a actuar como crean correcto, así aprovechando mejor el tiempo que se gasta en descubrir la paja en ojo de los otros.
TRABAJO, SOLIDARIDAD, TOLERANCIA, es su divisa.
Existencia de Dios; ley de causa y efecto; evolución del alma por vía de la reencarnación; intercambio inevitable, aparente o velado, con entidades de un universo paralelo: los Espíritus.
No puede ella sedimentarse sobre elementos extra-mentales, como postulan las diversas corrientes materialistas y religiosas. A pesar de reconocer la validez parcial de la importante contribución de la Sociología y la Psicología, la Moral Espírita está fundamentada en el Libre Albedrío.
Aunque adopta la moral de Jesús, no tiene afinidad con el religiosismo beato y tampoco es compatible con el cientifismo craso. Es este el aspecto principal de su originalidad. No se concentra en las relaciones interpersonales, sino en el substrato del sentimiento implícito en las mismas.
No pretende ser un grillete aprisionándonos a las circunstancias rutinarias, sino un instrumento de liberación para que cada cual asuma su independencia de conciencia y escoja su propio destino inmediato. Por lo cual se necesita respetar el derecho de los demás a actuar como crean correcto, así aprovechando mejor el tiempo que se gasta en descubrir la paja en ojo de los otros.
TRABAJO, SOLIDARIDAD, TOLERANCIA, es su divisa.
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