Sobre los Problemas Sociales y Políticos.
El panorama político ha tenido años de extraordinaria degradación. Las denuncias de corrupción política y gubernamental han sido prácticamente comprobadas, mostrando la faz no siempre tan oculta de los meandros políticos. Las Comisiones Políticas y Judiciales de Investigación (criminal o civil) se transbordan de escenas grotescas de culpables diciéndose inocentes, olvidados e intentando esquemas particulares en que se pudieran zafar. Y algunos lo consiguen y otros lo conseguirán.
Lo que resalta de ese maratón de maldades es el carácter humano, la improbidad personal de los que se creen expertos y capaces de desfalcar el dinero del pueblo en provecho propio o de proyectos de supremacía de sus partidos políticos.
La figura de los gobernantes fue debilitada y todos, en lo íntimo, creen que todos sabían de todas las males. No obstante, el próximo año todos se postularán para un nuevo mandato.
No sabemos si la desilusión de la disminuyente clase media que los llevó a la meseta será suficiente para derrotarlo.
Hay una impresión de lasitud, de desinterés por la cosa pública, culpa, según analistas, debido a la incapacidad de los partidos de oposición de agitar al pueblo, quedando todo en un marasmo y en un estado caliente, de desilusión y desesperanza.
Lo que sobresale es la práctica del mal.
En la pregunta 638, de El Libro de los Espíritus, analizando ponderaciones de Kardec, los Espíritus respondieran: "Aunque necesario, el mal no deja de ser el mal. Esa necesidad desaparece, entretanto, a medida que el alma se depura, pasando de una a otra existencia. Entonces, más culpable es el individuo cuando lo practica porque mejor lo comprende".
La pregunta 640 trae la interrogante: Aquel que no practica el mal, pero que se aprovecha del mal practicado, ¿es tan culpable cuanto éste?
—"Es como si lo hubiese practicado. Aprovechar el mal es participar de él. Tal vez no fuese capaz de practicarlo, pero desde que, habiéndose hecho, de él se saca partido, es que lo aprueba: es lo que habría practicado si pudiera, o se atreviera".
El Espiritismo es radical en la cuestión de los actos de las personas. Nadie es inocente y sea el mal desencadenado por uno y aprovechado por otros, es siempre mal.
En esas circunstancias, no hay disculpas para mandatarios del pueblo o miembros de partidos eventualmente en el poder, sea cual sea el partido, ahora, antes o después, de practicar el mal, robando, mintiendo, mal empleando los recursos públicos. Hasta la incompetencia es un mal porque, en ese caso, perjudica a millones.
Algunas veces hasta se han elegido mandatarios por corrupción. Todo se ve, envuelto en esquemas, en corrupción que canaliza los recursos para fines personales y partidarios.
Es preciso limpiar esa suciedad.
Editorial del pariódico 'Apertura' (Modificado por nuestra redacción con fines de generalidad.)
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