sábado, 17 de marzo de 2012

DOGMA RIDICULIS

   
     El jefe de la iglesia católica, Pío XII, desde su trono imperial en Roma publicó una encíclica, ”Humani Generis”, o sea, “Del Género Humano”, en la que ordenó una nueva y más férea mordaza para la conciencia humana.
     Todos sabemos que el papado siempre ha reclamado para sí autoridad suprema en el imperio del catolicismo, como también ha proclamado infalibilidad en lo concerniente a la interpretación o imposición de los dogmas de la religión cristiana. Nadie que sea capaz de razonar aceptará el dogma de la infalibilidad papal, así como tampoco los dogmas que ha pretendido imponer en su encíclica “Humani Generis”.
     En la mencionada encíclica se ordenó supresión de todo estudio y enseñanza de la evolución anímica.
     Se debe resaltar que la institución católica de Roma siempre ha sostenido qe el dogma constituye “una verdad revelada por Dios, declarada y propuesta por la Iglesia para nuestra creencia”.
     La pretensión de la Iglesia no es otra que imponer su propio criterio y así su autoridad absoluta, quitándole al espíritu humano su derecho inalienable a pensar y a razonar libremente. Ello constituye el más horrendo de los atropellos, por no decir el mayor de los crímenes contra el espíritu humano. Preguntémosle a Giordano Bruno y a Gerónimo Savonarola, así como a las miles de víctimas de la Inquisición…
     Por eso es que la Iglesia sostiene e impone el dogma de la fe, el de la revelación, el de la creación, de la inflibilidad papal, del cielo y del infierno, en fin, todos los dogmas que tanto han contribuido a la desorientación y a la esclavitud de la conciencia humana.  
Necesario es subrayar que el dogma primitivo y anticuado de la creación tuvo su origen en tiempos en que apenas nada se sabía de las ciencias físicas y astronómicas, cuando todavía Newton, ni Kepplero, habían encarnado en nuestro planeta para darnos a conocer las leyes matemáticamente comprobadas de la gravedad y la atracción de los cuerpos, cuando por el desconocimiento de esas leyes se consideraba la Tierra de superficie plana y como centro del Universo.  
     En ese estado de ignorancia inventaron la leyenda de la creación, leyenda que la institución del catolicismo romano sigue propagando e imponiendo a base de dogma, vale la pena preguntarnos si el referido dogma de la creación no constituye un enorme obstáculo al desarrollo de la conciencia humana al imprimirle ideas falsas de Dios, del Universo y del Espíritu.
     Mientras la religión continúe imponiendo el ridículo dogma de la creación, el espíritu humano no podrá reconocerse en toda su legitimidad, ni podrá conocer la Armonía universal, ni su posición relativa en el concierto solidario de la humanidad.
     Por último, debemos llamar la atención a que después de proscribir toda discusión del ser espiritual o enseñanza relacionada con la evolución, el jefe del papado finalizó su encíclica en los términos siguientes: 
“Tengan bien presente los maestros de la instituciones religiosas que no pueden, con conciencia tranquila, desempeñar los puestos que se les han confiado en el magisterio a menos que al instruir a sus discípulos religiosamente acepten y observen con exactitud las normas que hemos ordenado, y que toda reverencia y sumisión que ellos tienen que profesar al enseñar la autoridad de la Iglesia, sean también trasmitidas a la mente y el corazón de sus discípulos.
“Tengan presente que al tratar con sus fuerzas por contribuir al progreso de las ciencias que enseñan, tienen que cuidarse de no salir de los límites que hemos establecido para la protección ela verdad de la fe católica y su doctrina.”

(Tomado libremente de: "Fulguraciones del Pensamiento Espiritista" por William A. Colón, Nueva York, 1955.)

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