Por Adolfo Bezerra de Menezes (Espíritu)
Hijos del alma:
Que Jesús, el Amigo Incomparable de nuestras vidas, nos bendiga.
Después de la victoria de Constantino en el puente Milvio sobre el Tíber, en los alrededores de Roma, inspirado –aseveró– por el psiquismo de Jesús, el Cristianismo naciente iniciaba una página diferente. Es por eso que el día 13 de junio de aquel año 313, en Milán, el emperador abrió las puertas del imperio romano para la tolerancia al mensaje de Jesús. La gran victoria de los mártires alcanzaba la condición de libertad, sin embargo, se puede señalar que, en ese momento, también se iniciaban las grandes dificultades para la vivencia del Evangelio pulcro del incomparable amigo de los sufridores.
Lentamente, la doctrina de los perseguidos se convirtió en la política ingrata de los perseguidores.
Los viejos santuarios dedicados a los dioses se embellecían para convertirse en catedrales, en homenaje a aquel que no tenía ni una piedra para reclinar la cabeza, aunque las aves del cielo tuvieran sus nidos y las fieras sus madrigueras.
A continuación, la doctrina de amor se unió al poder temporal de la arbitraria política terrestre, sentándose en el trono de los gobernantes insensatos y perversos.
Luego surgieron las disensiones asfixiadas a hierro y fuego, consideradas herejías que deberían ser calladas a cualquier precio, que culminan con la herejía condenada por Justiniano en el segundo Concilio Ecuménico de Constantinopla, en 553, al considerar las doctrinas de Orígenes como de naturaleza herética, así amordazó, en su locura, el mensaje de los renacimientos, que demuestra la divina justicia.
Posteriormente, vinieron las lamentables Cruzadas coronadas por la hediondez del Santo Oficio, de la Inquisición y de la terrible tiniebla que dominó el pensamiento terrestre.
Con Martín Lutero renació la esperanza del Evangelio revelado, sin la imposición teológica de sus intérpretes apasionados y fanáticos. Era el primer gran paso para que llegase el Espiritismo y rompiese el silencio aparente de las sepulturas, que propició que los inmortales cantasen el himno glorioso de la perpetuidad de la vida, exaltando el amor, la caridad e intentando restaurar la belleza inconfundible de las palabras de Jesús.
No faltaron persecuciones y escarnios, cárceles y las hogueras de la maldad, para que hoy los espíritas de gran parte del mundo puedan cantar la libertad que han conquistado, paso a paso, con lágrimas, con dolores mortificantes frente a las incomprensiones indescriptibles, al testimoniar la excelencia de la fe.
Por cierto, hijos amados, muchos de vosotros pertenecisteis a aquel grupo que, al lado de Constantino, abrió la puerta de la tolerancia a Jesús en el imperio romano.
Conseguís, en este momento, repetir la gran hazaña del Evangelio, en su visión libertadora, gracias al Espiritismo, que es tolerado en diferentes partes del orbe. Sin embargo, si esto significa victoria, como sin duda lo es, también representa un gran peligro que puede transformarse en dominación de conciencias, en actitudes arbitrarias, en gobernabilidad engañadora.
¡Estad Atentos! Manteneos unidos, unificados al ideal de la verdad. Conservaos enlazados y fieles a la Codificación, que es el pilar básico sobre el cual erguiréis el templo de la fraternidad universal.
Mantened la tolerancia sin conservar la connivencia.
Trabajad por la divulgación de la verdad, sin estar sujetos a los intereses de las victorias del mundo.
Sed solidarios a todo y a todos, sin aceptar las imposiciones del error, del crimen, del disfraz, negando la presencia de Jesús en vuestra conducta.
Estamos construyendo para el futuro.
Aquellos que os precedimos, volviéndonos espíritus espíritas, caminamos con vosotros en este difícil ministerio.
No ignoramos las dificultades que os señalan la marcha, percibimos las interferencias infelices del pasado personal y de los enemigos del bien. Sin embargo, no os olvidéis de la vigilancia, ni de la oración.
Cristo vela y comanda la barca terrestre, en la condición de Nauta sublime, y cuenta con vosotros como colaboradores, para que el mensaje de amor y paz, de sabiduría y de liberación, no sea confundido con los oropeles mentirosos del mundo, ni con las jactancias que se diluyen al sol de la verdad con la alegría del amanecer...
Las victorias logradas constituyen responsabilidades mayores.
Cada paso dado amplía las fronteras del servicio, exigiéndoos más dedicación y
sacrificio.
¡Uníos, amáos, ayudáos!
Estos días de luz señalan la Era de la perenne claridad para todo el mundo.
Id, pues, amigos del alma, hijos del corazón, llevando a Jesús al mundo y siendo felices aunque seáis incomprendidos, calumniados o sufridos, porque el reino aún no es de este mundo y para conquistarlo es necesario que venzáis al mundo y sus pasiones.
Este es nuestro mensaje en nombre de los mentores de las diferentes patrias aquí reunidas, utilizando al humildísimo servidor paternal y amigo de siempre,
Bezerra
{{{ Mensaje psicofónico recibida por el médium
Divaldo Pereira Franco, durante la 12ª Reunión del
Consejo Espírita Internacional, en Cartagena de Indias,
Colombia, el 14 de octubre de 2007, después del cierre
del 5 O Congreso Espírita Mundial }}}