miércoles, 12 de noviembre de 2014

LA FÓRMULA DE LA FELICIDAD

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F = PN + CT + FF  

Orson Peter Carrara

El título de este artículo está expresado en una fórmula matemática. Y realmente lo es. Como la matemática es algo genial, usada en todos los sectores y circunstancias de la vida humana, focalizamos la expectativa de la especie humana en una simple fórmula.
En verdad puede ser considerada hasta como un perfecto derrotero de vida. No siempre conseguimos vivirlo, mas el significado que el lector va a conocer a continuación expresa la pura realidad de lo que más queremos y precisamos.
La matemática está presente en todo. En la ingeniaría, en la grandeza del universo, en las finanzas, en nuestra ordenación doméstica, en las grandes o pequeñas cuestiones nacionales, en fin, no es preciso continuar, porque hasta en este artículo estamos obligados a usarla para limitar el tamaño del presente trabajo...
Que tal, pues, si visualizamos bien la fórmula arriba y talvez hasta la decoremos para uso diario. Talvez sea útil también colgar un pequeño papel en la puerta de la nevera, en el volante del carro, en el espejo del baño, para pensar más sobre ella y a utilizarlo como derrotero de Es simple, mas genial. El lector debe estar curioso. Por eso, no nos alargaremos más:
A la F la podemos identificar como Felicidad. Todos quieren la felicidad, sea en la forma de paz interior, sea en la forma de ausencia de preocupaciones o realización personal, en cualquier área. Consideramos, no obstante, que sea imposible la felicidad total sobre un planeta aún tan lleno de dificultades. Sin embargo, es posible sí, una felicidad relativa, que nos permita vivir con alegría.
Pues es la construcción diaria de la felicidad, aunque relativa y posible en este mundo, es igual a PN + CT + FF,  donde PN es posesión de lo necesario. La posesión de lo necesario nos libera de muchas  ansiedades, ambiciones, torturas otras tales como envidia y los celos, y nos permite vivir con relativa tranquilidad. Consideremos la gran cantidad de personas que no poseen lo necesario, y muchas veces nos quedamos debatiendo sobre cosas y cosas que extrapolan lo necesario, que se tornan superfluas y motivos de preocupaciones y hasta enfermedades.
El segundo ítem, CT significa conciencia tranquila. Aquí el lector puede concluir por sí mismo: quien tiene la conciencia tranquila vive feliz, duerme sin pesarle la conciencia y disfruta de esa felicidad posible. Ella significa no causar perjuicios o dolores a quien quiera que sea.
¿Y el tercer ítem de la fórmula? FF es la fe en el futuro. Sí, fe en el futuro. Quien tiene fe, sabe que las situaciones y circunstancias contradictorias, tumultuadas, aparentemente injustas, que causan sufrimiento y grandes aflicciones son todas transitorias, van a pasar. Apegándose a la realidad de un futuro concreto y feliz para todos, desde que tengamos conciencia tranquila y no nos desgastemos tanto con la posesión de bienes que extrapolan lo necesario, estaremos usando la fe en el futuro (que está siendo construido con el comportamiento recto e idóneo del presente) como punto de apoyo para superar los desafíos que la vida presenta. Considérese que el apego a los bienes materiales es elemento determinante de grandes torturas en el futuro, por eso se nota que las tres situaciones están enteramente ligadas entre sí y la consciencia recta, honesta, impide que perjudiquemos a terceros para la conquista de esos bienes transitorios, aunque no se nos prohíbe  adquirir bienes.
Por tanto, sumemos las tres situaciones: posesión de lo necesario (desprendimiento), conciencia tranquila (no causar perjuicios a sí mismo y a terceros) y fe en el futuro (calma, prudencia, tolerancia, confianza en la vida, determinación de los objetivos); concluiremos que ellas reúnen las condiciones de la felicidad relativa que se puede alcanzar en esta vida. Y pasamos a entender que nosotros mismos la podemos construir...
Y, todo eso, la propia fórmula, está didácticamente en El Libro de los Espíritus en la preg. 922. Como siempre, genial! Está allá. Basta que lo descubramos para pensar y reflexionar. Lo interesante también fue transformar la respuesta en fórmula matemática, como nos fue presentada por el amigo Airton Pereira, en magnífica palestra proferida en Matão.

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