Por Jorge Hessen
Hace medio siglo los cantantes Roberto y Erasmo Carlos
lanzaron la canción “Esta prohibido fumar”. Pasadas cinco décadas, la
canción es oportuna y puede haber sonado como premonición en aquellos momentos
tan apartados de los años 1960, considerando que hoy están en pleno vigor
en Brasil la ley federal antifumadores, que “prohíbe fumar” en locales cerrados
de uso colectivo -públicos y particulares- de todo el país. En resumen, asegura que haya
lugares completamente libres de cigarros y del olor a humo.
Está terminantemente prohibido cigarros, puritos, cigarros, pipas, bongs [1] y
similarmente en locales como vestíbulos y pasillos de condominios, restaurantes
y clubs, aunque el ambiente esté apenas parcialmente cerrado por una
pared, divisoria, techo o toldo. La ley extingue las nefastas humaredas,
extingue la propaganda comercial de cigarros hasta aun en los puntos de
venta, donde era permitida la publicidad en pantallas. Está permitida
la exposición de los productos, acompañada por mensajes sobre los males
provocados por el humo. Más allá de eso, los fabricantes tendrán que aumentar
los espacios para los avisos sobre los daños causados por el tabaco, que
deberán aparecer en la cara posterior de los embalajes y en uno de
sus laterales.
Todavía, como estamos en la patria del “camino” la ley
tiene sus brechas y consiente fumar en areas al aire libre, parques,
plazas, espacios abiertos de estadios de futbol, vías públicas y en lugares,
que deben ser preparados específicamente para ese fin. Entre las excepciones
(pásmese) están cultos religiosos, donde los “fieles” pueden fumar (sic), en el
caso que eso forme parte del ritual. Aunque inconcebible, en nuestro país un
ritual puede permanecer por encima de la ley, a fin de cuentas es
“constreñidor” no permitir que los “Espíritus” den cachimbadas, charutadas,
tragadiñas por lo tanto, "ellos" no tienen que obedecer las leyes de
los simples mortales.
Debemos pautar nuestras actitudes y nuestras reglas de
conducta, en la sociedad, por los resultados de pesquisas científicas bien
conducidas. Gusten o no los fumadores de aquí y del “más allá del
túmulo”, el siglo XX testimonió los importantes descubrimientos
sobre los maleficios del humo para la salud. Gracias al gran avance de las
técnicas de investigación epidemiológica, mucho se sabe sobre el tema. En el
año 2000, un Relato de la Organización Mundial de la Salud (OMS), consideró el
tabaquismo la mayor pandemia de todos los tiempos.
Son variados los estudios científicos basados en evidencias
que no dejan sombra alguna de duda de que el tabaco es cancerígeno. Desde 1964,
cuando fue hecho el primer descubrimiento en relación al cáncer de pulmón,
y otros cánceres que aparecieron relacionados al tabaco como, por
ejemplo, cáncer de boca, laringe, faringe, esófago, páncreas, riñón, vejiga,
colon, útero, estómago e hígado. Tres equipos de investigadores, que
publicaron estudios en las revistas Natura y Natura Genetics, "señalaron dos
áreas en que había variaciones en el cromosoma 15. Fumadores o ex fumadores que tienen las dos copias de las dos variantes, una heredada del padre y otra
de la madre, que son cerca del 15%, tiene un aumento entre 70% y el 80%
de riesgo de desarrollar cáncer pulmonar".[2]
Sabemos que la acción negativa del cigarro sobre el
periespíritu del fumador prosigue después de la muerte del cuerpo físico.
Según enseña el Espíritu Emmanuel — "El problema de la dependencia continúa
hasta que la impregnación de los agentes tóxicos en los tejidos
sutiles del periespíritu ceda lugar a la normalidad, lo que, en la
mayoría de las veces, tiene la duración correspondiente al tiempo en que el
hábito perduró en la existencia física del fumador. Cuando el deseo del
interesado no está lo suficientemente desarrollado debido a su pobre ambiente, como también sus costumbres o inconvenientes, su tratamiento en el mundo espiritual, exigirá cuotas diarias de sucedáneos (sustitutos) de los cigarros comunes, con
ingredientes análogos a los de los cigarros terrestres, cuya administración al
paciente debe disminuir gradualmente, hasta que este consiga vivir sin la dependencia del
humo". [3]
Es evidente que hay personas que fuman y consiguen alimentar
pensamientos de bondad en lo cotidiano (a pesar de estar aniquilando el cuerpo
físico) y hay aquellos que, aunque no fumen, son viciados del dinero, del sexo,
del alcohol, de la maledicencia y otras iniquidades. De este modo, es menos
lesivo un fumador bondadoso para la sociedad que un no fumador depravado.
Notas y referencias bibliográficas:
[1] Narguilé es un
cachimbo de agua utilizado para fumar tabaco aromatizado. Además de ese nombre de
origen árabe también es llamado "hookah" (en la Índia y otros países que
hablan inglés), "shisha" o "goza" (en los países del norte de África), "narguilé",
"narguila", "nakla", "maguila", "arguile", "naguilé", etc. Hay diferencias regionales en
el formato y en el funcionamiento, mas el principio común es el hecho de que la
humaza pase por el agua antes
de llegar al fumador. Es tradicionalmente utilizado en muchos países del mundo,
en especial en el Norte de la África, Oriente Medio y Sur de Ásia
[2] Según datos obtenidos
en un trabajo sobre salud, de la periodista Magaly Sonia Gonzales, publicado en
la revista "Esto Es", de julio de 2000, "el vicio de fumar fue
adquirido por los españoles, de los índios de América Central, que lo
encontraron en las adjacencias de Tobaco, provincia de Yucatán. Uno de los
primeros en cultivar el tabaco en Europa fue el Monseñor Nicot, embajador de
Francia, en Portugal, de donde se derivó el nombre nicotina, dado a la
principal toxina en este contenida.
[3] Nobre, Marlene R.S.
Lecciones de Sabiduría, San Pablo: Ed Folha Espírita, 1997, Respuesta de
Emmanuel, a través de Chico Xavier, dada en entrevista hecha por el periodista
Fernando Worm, en agosto de 1978.
GRACIAS
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