martes, 13 de enero de 2015

LA NICOTINA SATURA EL CUERPO ESPIRITUAL DE LOS FUMADORES

Por Jorge Hessen

Hace medio siglo los cantantes Roberto y Erasmo Carlos lanzaron la canción “Esta prohibido fumar”. Pasadas  cinco décadas, la canción es oportuna y puede haber sonado como premonición en aquellos momentos tan apartados de los años 1960,  considerando que hoy están en pleno vigor en Brasil la ley federal antifumadores, que “prohíbe fumar” en locales cerrados de uso colectivo -públicos y particulares- de todo el país. En resumen, asegura que haya lugares completamente libres de cigarros y del olor a humo. Está terminantemente prohibido cigarros, puritos, cigarros, pipas, bongs [1] y similarmente en locales como vestíbulos y pasillos de condominios, restaurantes y clubs, aunque el ambiente esté apenas parcialmente cerrado por una pared, divisoria, techo o toldo. La ley extingue las nefastas humaredas, extingue la propaganda comercial de cigarros hasta aun en los puntos de venta, donde era permitida la publicidad en pantallas.  Está  permitida la exposición de los productos, acompañada por mensajes sobre los males provocados por el humo. Más allá de eso, los fabricantes tendrán que aumentar los espacios para los avisos sobre los daños causados por el tabaco, que deberán  aparecer en la cara posterior de los embalajes y en uno  de sus laterales.
Todavía, como estamos en la  patria del “camino” la ley tiene sus brechas y consiente fumar en areas al aire libre, parques, plazas, espacios abiertos de estadios de futbol, vías públicas y en lugares, que deben ser preparados específicamente para ese fin. Entre las excepciones (pásmese) están cultos religiosos, donde los “fieles” pueden fumar (sic), en el caso que eso forme parte del ritual. Aunque inconcebible, en nuestro país un ritual puede permanecer por encima de la ley, a fin de cuentas es “constreñidor” no permitir que los “Espíritus” den cachimbadas, charutadas, tragadiñas por lo tanto, "ellos" no tienen que obedecer las leyes de los simples mortales.
Debemos pautar nuestras actitudes y nuestras reglas de conducta, en la sociedad, por los resultados de pesquisas científicas bien conducidas. Gusten o no los fumadores  de aquí y del “más allá del túmulo”, el siglo XX testimonió los importantes descubrimientos sobre los maleficios del humo para la salud. Gracias al gran avance de las técnicas de investigación epidemiológica, mucho se sabe sobre el tema. En el año 2000, un Relato de la Organización Mundial de la Salud (OMS), consideró el tabaquismo la mayor pandemia de todos los tiempos.
Son variados los estudios científicos basados en evidencias que no dejan sombra alguna de duda de que el tabaco es cancerígeno. Desde 1964, cuando fue hecho el primer descubrimiento en relación al cáncer de pulmón, y otros cánceres que aparecieron relacionados al tabaco como, por ejemplo, cáncer de boca, laringe, faringe, esófago, páncreas, riñón, vejiga, colon, útero, estómago e hígado. Tres equipos de investigadores, que publicaron estudios en las revistas Natura y Natura Genetics, "señalaron dos áreas en que había variaciones en el cromosoma 15. Fumadores o ex fumadores que tienen las dos copias de las dos variantes, una heredada del padre y otra de la madre, que son cerca del 15%, tiene  un aumento entre 70% y el 80% de riesgo de desarrollar cáncer pulmonar".[2]
Sabemos que la acción negativa del cigarro sobre el periespíritu del fumador prosigue después de la muerte del cuerpo físico. Según enseña el Espíritu Emmanuel — "El problema de la dependencia continúa hasta que la impregnación de los agentes tóxicos en los  tejidos sutiles del periespíritu ceda lugar a la normalidad, lo que, en  la mayoría de las veces, tiene la duración correspondiente al tiempo en que el hábito perduró en la existencia física del fumador. Cuando el deseo del interesado no está lo suficientemente desarrollado debido a su pobre ambiente, como también sus costumbres o inconvenientes, su tratamiento en el mundo espiritual, exigirá cuotas diarias de sucedáneos (sustitutos) de los cigarros comunes, con ingredientes análogos a los de los cigarros terrestres, cuya administración al paciente debe disminuir gradualmente, hasta que este consiga vivir sin la dependencia del humo". [3]
Es evidente que hay personas que fuman y consiguen alimentar pensamientos de bondad en lo cotidiano (a pesar de estar aniquilando el cuerpo físico) y hay aquellos que, aunque no fumen, son viciados del dinero, del sexo, del alcohol, de la maledicencia y otras iniquidades. De este modo, es menos lesivo un fumador bondadoso para la sociedad  que un no fumador depravado.

Notas y referencias bibliográficas:

[1] Narguilé es un cachimbo de agua utilizado para fumar tabaco aromatizado. Además de ese nombre de origen árabe también es llamado "hookah" (en la Índia y otros países que hablan inglés), "shisha" o "goza" (en los países del norte de África), "narguilé", "narguila", "nakla", "maguila", "arguile", "naguilé", etc. Hay diferencias regionales en el formato y en el funcionamiento, mas el principio común es el hecho de que la humaza pase por el agua antes de llegar al fumador. Es tradicionalmente utilizado en muchos países del mundo, en especial en el Norte de la África, Oriente Medio y Sur de Ásia
[2] Según datos obtenidos en un trabajo sobre salud, de la periodista Magaly Sonia Gonzales, publicado en la revista "Esto Es", de julio de 2000, "el vicio de fumar fue adquirido por los españoles, de los índios de América Central, que lo encontraron en las adjacencias de Tobaco, provincia de Yucatán. Uno de los primeros en cultivar el tabaco en Europa fue el Monseñor Nicot, embajador de Francia, en Portugal, de donde se derivó el nombre nicotina, dado a la principal toxina en este contenida.
[3] Nobre, Marlene R.S. Lecciones de Sabiduría, San Pablo: Ed Folha Espírita, 1997, Respuesta de Emmanuel, a través de Chico Xavier, dada en entrevista hecha por el periodista Fernando Worm, en agosto de 1978.

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