miércoles, 10 de diciembre de 2014

UN ENSAYO TEÓRICO SOBRE PSICOLOGÍA ESPÍRITA


Autor : Adalberto Ricardo Pessoa*
Para los griegos antiguos, la Psicología era la ciencia que estudiaba el alma humana. Psique, la palabra griega que le dio origen, significaba alma, siendo que el concepto de ciencia de la época era diferente de nuestro concepto actual, y era mucho más próximo e integrado al concepto de filosofía.
La Psicología comprendida, a partir de la visión Espírita, retoma el concepto griego; pero, el estudio del alma Humana, es realizado ahora, a partir de las contribuciones conjuntas de la ciencia moderna y del Espiritismo.
En las Universidades y centros académicos formales la Psicología posee diversas definiciones, dependiendo de las escuelas teóricas existentes, en las cuales notamos un cuadro evolutivo de desenvolvimiento desde una visión extremadamente materialista, hasta una posición más espiritualizada y transcendentalizada.
Así tenemos, como 1ª Gran Abordaje, la Psicología Comportamental o Behaviorismo que define la Psicología como el estudio del comportamiento humano; con su énfasis en el comportamiento demostrable, y en los resultados experimentales comprobables dieron origen a una psicología materialista que subestima la importancia de la mente, o más precisamente, del Alma en la conducta humana. Aún así, ella ofreció su contribución, especialmente en el campo de la Tecnología Comportamental aplicada a la ciencia de la  Psicología.
Ya en el Psicoanálisis de Freud, surgido en el inicio del siglo, encontramos el primer paso consistente para la Psicología reencontrar su objeto de estudio original. Al pesquisar la estructura del inconsciente (o sea, de la  parte de la  personalidad que desconocemos en nosotros mismos) a través del análisis de sueños, y de su estudio clínico, Freud redescubrió y trajo a la superficie un mundo nuevo de descubrimientos sobre la complejidad del Alma Humana. Dejó al descubierto nuestros deseos más ocultos, nuestras represiones, y todo el lado sombrío del hombre; o sea, como Kardec, Freud reveló al hombre aspectos de su personalidad que nadie quería encarar, y por eso ambos (Kardec en el siglo XIX, y Freud en el siglo XX), fueron criticados por sus contemporáneos.
Surge, entonces, más tarde la Psicología Humanista de Carl Rogers, Abraham Maslow y otros autores de la época. Aquí, la Psicología es definida como el estudio de la  subjetividad humana. Ese abordaje rescata en el hombre, el lado creativo del alma, resaltando su potencial de auto-regulación (que en el Espiritismo llamamos como libre-albedrío) y las características que lo diferencian como ser humano: la aceptación de sí mismo, la empatía, la espontaneidad, etc.
Como tal, la Psicología Humanista fue una especie de intermediaria para el surgimiento de la Psicología Transpersonal, abordaje teórico centrado en el interés por los aspectos de la experiencia humana relacionados a la espiritualidad y a la ampliación de la  conciencia.
Fue, entonces, en Carl Gustav Jung, que la Psicología Moderna formuló la más consistente teoría científica para abrir el camino que faltaba para que en los tiempos actuales, el Espiritismo finalmente marcara con su contribución la retomada de la Psicología de su objeto de estudio original: el Alma Humana.
Con el concepto de inconsciente colectivo o psique arquetípica, Jung en sus pesquisas demostró al medio científico que la psique individual no es apenas producto de la experiencia personal; ella envuelve, además, una dimensión pré-personal o transpersonal, que simbólicamente se manifiesta en patrones e imágenes universales, tales como los que se pueden encontrar representados en todas las mitologías y religiones del mundo.
La Psicología Profunda de Jung amplía, así, el concepto de inconsciente propuesto por Freud, y a través del concepto de complejos y arquetipos, ofrece al Espiritismo un elemento psicológico adicional para explicar conceptos como reencarnación, tendencias innatas, energía psíquica, etc.
Paralelamente la Parapsicología, y más recientemente, la Neuropsicología, la Biología y la Física, han provisto nuevos elementos que confirman los Estudios Espíritas más recientes, contribuyendo también para la solidificación de una Psicología de orientación Espírita.
La Psicología Espírita, caminando lado a lado con las adquisiciones de la ciencia formal, asimila las contribuciones de todos los otros abordajes teóricos citados, y aun da algunos pasos más, pues presenta un paradigma de orientación holístico, que vislumbra el ser humano integral (englobando lo biológico, lo psíquico, lo social y lo espiritual), demuestra de manera racional y plausible de comprobación experimental la existencia de un elemento espiritual en la esencia fundamental de todo acontecimiento relacionado con la vida en la Tierra, al mismo tiempo que considera la existencia de Dios y la identificación del Alma, reconocida por su inmortalidad y sus experiencias en vidas sucesivas, presupuestos fundamentales para que la psicología pueda esclarecer sobre el porqué del dolor, la desigualdad aparente de los sufrimientos, sobre quienes somos, y por qué nuestras acciones de hoy traen repercusiones en nuestro mañana, así como, nuestro entonces nos trajo la paz o la intranquilidad de hoy, revelando la vida como un proceso de crecimiento permanente que no se limita a una única existencia (Facure, 1999).

Referencias Bibliográficas
Facure, N. O. Mucho más allá de las neuronas. Conferencias y Entrevistas sobre Mente y Espíritu. Asociación Médico-Espírita de San Pablo, 1999.
*Psicólogo Clínico y Analista Junguiano y Transpersonal formado por la USP, miembro de la  Asociación Brasilera de Psicólogos Espíritas (ABRAPE)
Fuente: Website: Psicología Espírita en 01/12/2005 - www.psicologiaespirita.rg3.net

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